
Con el afán de obtener apoyo público, importantes casos de corrupción pasaron de los tribunales a los titulares de los periódicos.
Esto tiene por finalidad generar una corriente de opinión donde se condene al imputado/a antes de que el juez/a emita una sentencia o se agoten los recursos que le asisten al encartado/a.
El problema estriba en que se genera demasiada expectativa ciudadana, cosa que en términos legales no es lo que se necesita para condenar a una persona que se acusa de sustraer fondos públicos.
El denominado Ministerio Público Independiente se fundamentó en el lawfare y pensó que con redes sociales, títulos de periódicos y medios se consiguen condenas ejemplares, cosa que en la realidad ha demostrado ser un fracaso.
Daygorod Fabián Sánchez