Más de 500 artistas, cineastas, escritores y trabajadores de la cultura de todo el mundo han anunciado una campaña contra la postura de Alemania en relación con la guerra de Israel en Gaza, en la que piden a los creadores que dejen de colaborar con asociaciones alemanas financiadas por el Estado.
Lanzada esta semana, la campaña, respaldada por la escritora francesa y Premio Nobel de Literatura Annie Ernaux, y el poeta y activista palestino Mohammed El-Kurd, alega que Alemania ha adoptado “políticas macartistas que reprimen la libertad de expresión, en concreto las expresiones de solidaridad con Palestina”.
Otros artistas implicados son la actriz estadounidense Indya Moore, el británico Tai Shani, ganador del Premio Turner; y el cantante libanés de rock alternativo Hamed Sinno, del popular grupo disuelto Mashrou’ Leila.
Los firmantes afirman que la actuación de las autoridades alemanas en los últimos 97 días de guerra ha tenido un efecto escalofriante en todo el país, especialmente en el ámbito artístico.
“En un momento en que los palestinos están siendo masacrados por un ejército respaldado por Alemania a un ritmo sin precedentes y en un momento de creciente totalitarismo en las instituciones alemanas, es más importante ahora que nunca que la gente de bien rechace el racismo antipalestino de forma asertiva y pública; y boicotee a las organizaciones que difunden o dan cobertura a ese racismo”, dijo El-Kurd.
“No puede haber normalidad durante el genocidio y no puede haber colaboración con quienes niegan, justifican o participan en la campaña genocida israelí que se libra actualmente contra el pueblo palestino en la asediada Franja de Gaza. Es nuestra responsabilidad moral”.
La protesta, denominada Huelga Alemania, tiene como objetivo llamar la atención sobre la supuesta represión en Alemania de la defensa de los palestinos, de la que se ha informado ampliamente en medio de la última escalada del conflicto entre Israel y Palestina.
Se han prohibido símbolos de apoyo propalestino, las autoridades de Berlín han prohibido concentraciones y, en una medida ampliamente condenada por discriminatoria, el presidente alemán ha pedido a los árabes que se distancien de Hamás.
La coalición dirigida por artistas exige a las autoridades alemanas que protejan la libertad artística.
“Las instituciones culturales están vigilando las redes sociales, las peticiones, las cartas abiertas y las declaraciones públicas en busca de expresiones de solidaridad con Palestina, con el fin de eliminar a los trabajadores culturales que no se hacen eco del inequívoco apoyo de Alemania a Israel”, afirman los organizadores.
También se pide a las instituciones alemanas que combatan el racismo estructural, en referencia a la resolución de Alemania de 2019 contra la campaña de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS).
En caso de que una franja de artistas haga caso a la convocatoria, eventos culturales alemanes como el próximo Festival de Cine de Berlín, así como asociaciones como el Goethe-Institut y museos como el Gropius Bau podrían verse afectados.
“Las huelgas y los boicots suelen ser eficaces para instigar el cambio político”, declaró Phillip Ayoub, profesor de Ciencias Políticas del University College de Londres.
“Perturban las estructuras de poder existentes y, si se hace con eficacia, movilizan el apoyo público. Como mínimo, conciencian sobre los problemas sociales y amplifican las voces de quienes abogan por ellos”.
En el caso de la “desequilibrada y cada vez más aislada respuesta alemana a la catástrofe humanitaria de Gaza”, la última campaña podría cuestionar un “arraigado statu quo que académicos y artistas critican cada vez más por considerarlo ciego ante el sufrimiento de los palestinos y deshumanizador de sus vidas”.
Temiendo represalias personales o profesionales, un artista en huelga que pidió el anonimato afirmó que la retirada de artistas representa “la negativa a acatar el apoyo absoluto e incuestionable de Alemania al Estado israelí”.
“La generosa financiación pública de la cultura ha sido una trampa. Ha permitido al Estado alemán censurar, controlar y castigar a quienes considera ideológicamente fuera de lugar”, afirmó el artista.
“Retirarse significa negarse a ser un adorno para un Estado que se autoproclama de mente abierta y centro de cultura progresista, pero que prohíbe las expresiones de apoyo a un pueblo que se enfrenta a un genocidio. Un genocidio armado, en parte, por el propio Estado alemán”.
Fuente Resumen Medio Oriente