
11 personas sospechosas, entre ellas cinco israelíes y dos sirios, fueron detenidos por la policía de la ciudad turca de Adana, acusados de tráfico de órganos; según reportes de medios locales.
La investigación policial inició después de examinar los pasaportes de siete personas que llegaron a Adana desde Israel, hace aproximadamente un mes en avión, con fines de turismo de salud.
Como parte de la pesquisa, se descubrió que dos ciudadanos sirios, de 20 y 21 años, tenían pasaportes falsos y habían acordado vender uno de sus propios riñones a dos de los ciudadanos israelíes, de 68 y 28 años.
Durante los registros en las residencias de los sospechosos, lograron incautarse 65 000 dólares y numerosos pasaportes falsos.
Un mercado negro en expansión
La venta de órganos es un mercado negro global en expansión, con intermediarios que utilizan el engaño, la violencia y la coerción para comprar riñones de personas empobrecidas.
Los vendedores proceden, principalmente, de países subdesarrollados, en tanto, los beneficiados son pacientes gravemente enfermos de naciones más prósperas.
“Muchos de los riñones del mercado negro cosechados por estas pandillas están destinados a personas que viven en Israel”. Se ha identificado una amplia red de tráfico que se extiende por Azerbaiyán, Bielorrusia, Ucrania y Moldavia hasta Brasil, Filipinas y Sudáfrica.
Secuestros, asesinatos y extracciones de órganos a palestinos
Las acusaciones de participación israelí en el tráfico de órganos también se aplican a los territorios palestinos.
En 2009, medios suecos informaron de testimonios sobre que el ejército israelí estaba secuestrando a palestinos para extraer sus órganos.
Los informes citan las afirmaciones palestinas de que el ejército israelí había secuestrado a jóvenes de Cisjordania y de la Franja de Gaza y que sus cuerpos habían sido devueltos a las familias, a los que les faltaban órganos.
“‘Nuestros hijos son utilizados como donantes involuntarios de órganos’, dijeron los familiares de Khaled de Nablus, al igual que la madre de Raed de Jenin, así como los tíos de Machmod y Nafes de Gaza, que habían desaparecido durante unos días y habían regresado por la noche, muertos y con la autopsia”, escribió Donald Bostrom, autor del informe.
Bostrom también cita un incidente de presunto robo de órganos durante la primera intifada palestina en 1992. Dice que el ejército israelí detuvo a un joven conocido por arrojar piedras a las tropas israelíes en la zona de Naplusa. El joven recibió disparos en el pecho, ambas piernas y el estómago antes de ser trasladado a un helicóptero militar, que lo trasladó a un lugar desconocido.
Cinco noches después, dijo Bostrom, el cuerpo del joven fue devuelto, envuelto en sábanas verdes de hospital.
Una televisión de Israel informó que, en la década de 1990, los especialistas del Instituto de Medicina Forense Abu Kabir extrajeron piel, córneas, válvulas cardíacas y huesos de los cuerpos de soldados israelíes, ciudadanos israelíes, palestinos y trabajadores extranjeros sin permiso de sus familiares.
El ejército israelí confirmó que la práctica tuvo lugar, pero afirmó: “Esta actividad terminó hace una década y ya no sucede”.
El ataque israelí en Gaza desde el 7 de octubre ha brindado nuevas oportunidades para el robo y la sustracción de órganos de palestinos.
El 30 de enero, la agencia de noticias WAFA informó que el ejército israelí había devuelto los cadáveres de 100 civiles palestinos que había robado de hospitales y cementerios de varias zonas de Gaza.
Según fuentes médicas, la inspección de algunos de los cuerpos mostró que faltaban órganos.
El 18 de enero, el Times of Israel informó que el ejército israelí confirmó los informes de que sus soldados cavaron tumbas en un cementerio de Gaza, afirmando que sus soldados estaban tratando de “confirmar que los cuerpos de los rehenes no estaban enterrados allí”.
Fuente CAPAC