Por Miguel SOLANO
El irrefutable rumor electoral sostiene que el narcotráfico internacional gastó 150 millones de dólares en impedir que el electorado acudiera a las urnas y ejerciera su derecho a castigar un gobierno cuyo único prestigio es la incapacidad.
El truco empleado fue simple, pero efectivamente trabajado: Se visitaban familias completas y se les ofrecían cargamentos completos. A una familia de cuatro votantes se les ofrecían 60 mil pesos, dándoles 30 mil alantes. A los llamados descarrilados de nuestros barrios pobres bastó con ofrecerles su gramo de cocaína. La narcocracia trabajo con tanta eficiencia que en Santiago logró una abstención superior al 52%. Y no importó que la de los 30 caballeros tuviese, como candidato presidencial, a su alcalde, con fama de ser, en materia municipal, lo mejor que Quisqueya ha dado y tenido.
¿A cambio de su inversión qué esperaba la narcocracia? ¿Esperaba que pudiera controlar el espectáculo geográfico para operar sus rutas de entregas? Ese parece ser el acuerdo. Pero en este mundo de sol, viento, tierra y lluvia ni al mismo Diablo los planes les ofrecen garantías y la frase de «las cosas no salieron como las planeamos» es tan abundante como la mar.
En su cárcel, y mediante acuerdo con las autoridades gringas, Miguel Gutiérrez, el más votado diputado del PRM, delató a la mitad de sus compañeros y la mitad delatada delató a la otra mitad. Los gringos aprovecharon la oportunidad y se apoderaron de todos los esquemas de vigilancia y persecución. Y entonces las drogas que estaban programadas para pasar por República Dominicana empezaron a ser delatadas y atrapadas. La narcocracia se siente traicionada. ¿Y qué hacen ellos cuando sienten ese espantoso dolor? Matan.
Le atrapan nueve toneladas, les atrapan 1200 kilos, les atrapan 72 kilos… y ellos que sienten que compraron la ruta siguen mandando, siguen enviando. O las drogas que están atrapando es una mentira bien montada o los traidores se pueden considerar gente muerta, ellos y sus familiares.Ahora parece que han introducido un nuevo método: matar a gente, que aunque son del gobierno, parecen estar desvinculados del negocio. Ese método hace mas difícil la investigación. Francis Javier, con su divina voz, leyó un editorial de RadioTeleAmerica, en el que detalla la enorme cantidad de policías y militares que han sido eliminados por quinientos pesos, el costo de una bala. Y el gobierno sin ninguna cosa que pueda hacer.
¿Pronto la narcocracia podría cambiar de táctica y empezar a matar gente de importancia en el tren gubernamental? Entonces se desatará la Gran Masacre, esa que no se pasa a pie.