Alberto Ramírez
La Selección Española de baloncesto continúa su idilio con el metal.
Llegó al Eurobasket lejos de las favoritas y se marcha de Berlín con un oro de leyenda. El equipo de Sergio Scariolo estuvo todo el partido por delante de Francia, que llegaba a la final como el rival a batir, para cerrar un marcador de 88-76. Defensa, defensa y defensa fue la receta del éxito español, que en ataque tuvo un héroe inesperado: Juancho Hernangómez. Desde el banquillo, el jugador de los Toronto Raptors aportó 25 puntos, anotando siete de los nueve triples que intentó. Una auténtica exhibición para ser la gran estrella de la final. Su hermano Willy, colosal bajo aros, y la dirección de Lorenzo Brown, el mejor jugador del torneo, sometieron a una Francia que intentó la remontada en varias ocasiones, sin éxito. Ni el acierto de Thomas Heurtel y Evan Fournier pudieron con la táctica de Scariolo.
España ha ganado medallas más brillantes, más espectaculares, más divertidos, más apabullantes, e, incluso, más épicos. Jamás uno más meritorio que este oro. La propia FIBA, a través de un análisis estadístico, situaba a la Selección Española como la séptima favorita al título. Scariolo llegó a asegurar que un octavo puesto habría entrado dentro de los planes. Pero el gen competitivo y la dirección del técnico italiano, así como el paso adelante de jóvenes piezas del equipo, dieron esta alegría inesperada. España suma así 14 medallas en el histórico del Eurobasket, ningún país en la actualidad compite con su récord, sólo superado por las selecciones -ya extintas- de la Unión Soviética (21) y Yugoslavia (17). Un éxito dorado que se suma a los conseguidos en 2009, 2011 y 2015.
Un inicio arrollador
Francia empezó francamente mal el encuentro, respetando el mérito de la excelsa defensa española: mala selección de tiro, faltas innecesarias que favorecieron el ataque estático de España, pérdidas rozando el absurdo… Una selección mucho más hecha, a priori, que vivía con más nervios la final que los chavales de Scariolo. Lorenzo Brown volvió a erigirse, una vez más, como el faro del equipo. Cada vez que el reloj bajaba de los siete segundos, jugada para el base. El tiro de media distancia del estadounidense reconcilia a cualquier amante del baloncesto hastiado por la dictadura del triple. Una gozada.
Heurtel, el sexto hombre de los franceses en este torneo, maquilló la mala imagen de sus compañeros con un triple al final del primer cuarto. Acto seguido respondió Rudy Fernández; quien, además del sexto hombre español, es el capitán y líder indiscutible del grupo; con un triplazo desde más allá de los siete metros con otro triplazo. Nueve arriba (23-14) y la peor noticia es que el marcador se quedaba corto por lo visto en pista.
Continuaron las alegrías a la vuelta del parón. Francia era incapaz de enlazar ataques con fluidez gracias al buen hacer en zona del conjunto español. En varias jugadas, incluso quedándose sin tiempo para tirar. Apareció desde el banquillo Juancho Hernangómez para dar sus mejores minutos en este Eurobasket: cuatro triples consecutivos para el ala-pívot. Cayéndose, con un pasito atrás, con la mano en la cara… Dio igual, Juancho encontró su trance y lo aprovechó para doblar en el marcador a Francia, que optó por momentos por una defensa zonal.
Intentó reanimarse Francia con Gobert, que provocó una antideportiva de Juancho al encontrar espacio. Un triple del equipo rival llevó a Scariolo a pedir tiempo muerto. Estaban 15 puntos arriba, pero no había que relajarse. La calidad del conjunto de Vincent Collet está fuera de toda duda. Si a la Selección Española le había costado encontrar el acierto desde el triple a lo largo del torneo… eligió buen partido para despertar. Con Dario Brizuela sumándose a la fiesta de Juancho -descomunal, un absoluto francotirador en esos minutos, falló uno solo de sus siete intentos desde línea de tres a esas alturas de partido- para pesar de los franceses. Ni siquiera un doble marcaje a Lorenzo Brown intimidó a una espléndida España, ofreciendo su mejor versión del Eurobasket en la gran final.
Una vez más, la peor noticia del cuarto fue el marcador. Un arreón de Francia con dos jugadas seguidas anotando con sendos fallos de los de Scariolo llevó a una ventaja de diez puntos arriba. Para lo visto en esta primera mitad de la final… una distancia demasiado corta. España había barrido por momentos a su rival. Pero quedaba mucho por remar. Así se demostró en el inicio del tercer cuarto, con la Selección mostrando dificultades para anotar en estático, especialmente agresiva Francia en la figura de Brown.
Guiados por el acierto de Yabusele y aumentando su nivel defensivo, Francia se puso a tres puntos en apenas cuatro minutos del tiempo. Reaccionó España con un dos más uno de Willy Hernangómez, que, por fin, pudo combinar con Lorenzo Brown gracias a un pick and roll necesario para el estado emocional del equipo. No pudo el pívot anotar el adicional. Superaron la (primera) pájara del partido gracias a un triple de Jaime Fernández y posterior robo más canasta (por tapón ilegal). En general, volver a defender. Se habían visto demasiados tiros de Yabusele, completamente solo, a dos o tres metros de aro.
La Selección volvía a los diez puntos, dos arriba-dos abajo, de ventaja, coincidiendo con la mejora de sensaciones de Lorenzo Brown. Una pérdida absurda de Garuba empañó los buenos minutos españoles, pero la defensa seguía siendo buena. El pívot español solucionó el error con una de las imágenes del partido: una gorra de época al intento de mate de Okobo que permitió a España marcharse nueve arriba en el cuarto más complicado.
El inicio del último cuarto llegó con polémica. Un tiro desde tres de Rudy Fernández que no entró, pero que tocó aro. Los árbitros no lo vieron y pitaron tiempo de España. Las protestas de Rudy y Garuba no dieron efecto y Scariolo estalló. El italiano se llevó una técnica. «¡ESTO ES UNA FINAL! No podéis cometer este error», gritó Sergio ante el seleccionador, que le dio la razón: «Tienes razón, pero no puedo revisar esa jugada». Un error del procedimiento que se saldó con los árbitros admitiendo su fallo… y con Francia a siete puntos. Había que quitárselo de la cabeza y centrarse en el partido. Juancho, absolutamente espléndido desde el banquillo, volvió a anotar de tres para poner distancia ante la injusticia de la pasada acción. Hernangómez, además, le sacó la cuarta falta a Fournier, el más destacado del ataque francés. Era una magnífica noticia para las aspiraciones de la Selección.
Y ahí se desató España. Lorenzo Brown salió del banquillo para demostrar que no ha habido un jugador que haya hecho mejor baloncesto que él en el Eurobasket. Willy Hernangómez fue un coloso bajo los aires, intimidando incluso a un coloso físico como Gobert, al que se le volvieron a ver las costuras una vez superados sus dos metros y 16 centímetros de altura. Alberto Díaz, otro de esos héroes inesperados del torneo, se sumó a la fiesta con un triple que ponía 15 puntos de ventaja a un minuto y medio del final del partido. Los árbitros (mal)compensaron el error previo regalando una falta a Brown, que era un resbalón, sumado a una técnica por protesta de Heurtel, que cerró el partido con doce puntos de ventaja.
Fuente © Proporcionado por El Confidencial
About Author
