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Por Becker Márquez Bautista
El desorden eléctrico que aqueja a la República Dominicana se ha convertido en una de las manifestaciones más palpables del descontento ciudadano. El desplome del servicio, que hace apenas cinco años parecía ser cosa del pasado, ha regresado con una fuerza que irrita a la población, a pesar de que el gobierno ha destinado cantidades millonarias para supuestamente resolverlo.
La cascada de préstamos sin resultados
Desde la llegada del presidente Luis Abinader al Poder Ejecutivo en el 2020, el enfoque principal en materia eléctrica ha sido la aprobación de préstamos. Entre el 2020 y el 16 de agosto del 2024, el Congreso ha aprobado al menos seis solicitudes de préstamo, totalizando $1,279 millones de dólares, con el fin de mitigar los apagones y mejorar las redes de distribución. Sin embargo, en un giro sorprendente, el pasado febrero del 2025 el mandatario presentó una nueva solicitud de préstamo, esta vez por $75 millones de dólares, para hacer frente a los constantes cortes de energía.
Estos montos evidencian una preocupante carrera de endeudamiento dirigida exclusivamente al sector eléctrico. Pero la interrogante que persiste en la mente de los ciudadanos dominicanos es: ¿dónde carajo está el dinero?, ¿qué diablo han hecho en estos cinco años?
La contradicción de la falta de inversión
A pesar de los cientos de millones de dólares aprobados, la realidad en las calles es otra. El país atraviesa por una de sus peores crisis en materia de energía, y el servicio a la población dista de ser eficiente. La pérdida eléctrica persiste, y la inversión en la modernización de las redes de distribución, vital para un servicio de calidad, parece ser insuficiente o inexistente. Resulta penoso cómo el Poder Ejecutivo envía solicitudes de préstamos al Congreso «como agua a chorro», sin un plan real y una programación de inversión pública que mejore la infraestructura para así brindar un servicio digno.
El subsidio al sector eléctrico continúa siendo la principal carga entre las transferencias realizadas por el Gobierno. Solo entre enero y abril de 2025, el Estado destinó más de 30,800 millones de pesos para financiar las operaciones corrientes y de capital del sector. Las transferencias representan un 4.1 % más que lo destinado en igual periodo de 2024, según detalla el más reciente Informe del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD). Durante el mes de abril, el Gobierno transfirió más de 8,300 millones a este sector, acumulando así un 36.9 % de la ejecución presupuestaria. Solo para el 2025, el subsidio es de $1,700 millones de dólares, una cifra nunca vista en la historia dominicana.
¿Cuándo le pondrán un torniquete a esta fisura que nos desangra el presupuesto nacional cada año?
El dilema de la capacidad técnica
A pesar de esta crisis, surge una interrogante crucial: ¿qué está pasando con los técnicos del gobierno del Partido Revolucionario Moderno (PRM)? Es sabido que este partido cuenta con técnicos altamente preparados y con una enorme capacidad para enfrentar esta crisis, pero el presidente Luis Abinader parece preferir prescindir de ellos. Esta decisión genera una gran incertidumbre, ya que en lugar de utilizar el talento interno para construir soluciones sostenibles, el gobierno opta por endeudar al país sin obtener los resultados esperados.
En conclusión
No podemos continuar con este ritmo de préstamos para financiar apagones. La ciudadanía merece un servicio eléctrico estable y una gestión transparente. La carrera de endeudamiento no es una solución, sino un síntoma de una mala administración y de la falta de un plan estratégico a largo plazo. Es una peligrosa espiral que condena a las generaciones futuras a pagar la deuda de un servicio que nunca llegó. El gobierno está gestionando una crisis con un agujero sin fondo, donde el dinero entra por una puerta en forma de préstamo y se evapora por otra en un mar de subsidios y mala gestión, mientras la infraestructura sigue colapsando. Es tiempo de dejar de financiar el caos y de pasar de la improvisación a un verdadero plan de nación que ponga fin a esta agonía eléctrica.