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Por Juan Cuevas
Una persona a la que sugerí sumarse a un grupo de WhatsApp que promueve en España el “Di que Sí” a Gonzalo, exclamó “Me parece que Gonzalo tiene miedo” -dijo. Otra persona más cercana a Gonzalo me devolvió un mensaje con una pregunta, ¿Cuevas, de verdad tú crees que Gonzalo se postule?? –literal. Los dobles signos de interrogación me llamaron la atención, tomando en cuenta la procedencia del mensaje.
Con honestidad, la exclamación y los dobles signos de interrogación encontraron un hueco que sembró la duda sobre la estrategia de Gonzalo, si es que de verdad se sumará al proselitismo político por la candidatura presidencial. Es sabido que jamás han existido tiempos y coyunturas iguales, menos en política. Situación bien entendida por un experimentado estratega político como Francisco Javier García que se apresuró a buscar “tempranas lágrimas en ojos hondos”. Pues tampoco el PLD está para “tirar cohetes”.
Argumenta Gonzalo lo prematuro para campaña proselitista, además de sustentar su decisión a la unidad del partido. Pero mientras el “hacha va y viene” les crecerán los enanos: Mariotti, Abel…esperar la mejor coyuntura no existe en política, el tiempo lo fabrican los verdaderos líderes. En fin, las oportunidades ni llegan sola, ni llegan sin sorpresas, es ley de vida. Los pueblos son de poco esperar, el dominicano no es la excepción, menos a quien no acaba de llegar.
El gobierno fallido de Abinader no alienta a esperar demasiado, los tiempos se precipitan y como verdolagas, brotan salvadores de la patria y del pueblo. A mayor atomización interna en el partido, mayores intereses y más difícil negociación alguna, nadie cede su terrero para guerra ajena. Lo que apunta a que seguir tal estrategia, hará que se le queme la arepa a Gonzalo por llegar tarde, demasiado exceso de confianza o temor, venga usted a saber. Alcanzará la Guagua, pero los asientos posiblemente estarán ocupados. A propósito, me llega recordar los comentarios de militantes del partido cuando el lanzamiento tardío de doña Margarita Cedeño a la presidencia “la doña es buena, pero ya me comprometí con Abel” –decían. ¡Resultados!
Gonzalo, como el verso de Santa Teresa de Jesús «muero porque no muero, que tan alta vida espero» posiblemente confronta una contradicción de lo que se quiere, inmovilizado por un miedo o una estrategia que podría morir antes de nacer. El tiempo no determina, tampoco espera, y no siempre la inacción es buena consejera, máxime cuando la convulsión es la regla. Aquí mis recuerdos de las estrategias seguidas por Danilo Medina en sus aspiraciones del 2008 y 2012, las cuales protagonice como reparto de la misma.