
«Me dejó él, lo hizo por teléfono, me enfadé y lo pasé muy mal»
La publicación del libro de memorias de Mar Flores, adelantada en Informalia o Beatriz Cortázar, ha resucitado varios de los sonados romances de la modelo. Pero no se ha acordado de todos, ni siquiera de todos los que ha tenido con famosos. Solo ha hablado de aquellos de los que ha querido acordarse. Las tertulias del corazón, sin embargo, se han llenado de otros episodios que ella ha pasado por alto, como su romance con Bertín Osborne.
«Era importante que un famoso se fijara en ti»
Mar ni siquiera lo menciona en el libro, pero el cantante madrileño y ella vivieron un apasionado romance que no terminó de la mejor manera. Según contó en una entrevista concedida en 2021, poco después de separarse de Javier Merino, ambos se conocieron nada más llegar ella a la televisión, en 1991, cuando trabajaba con Emilio Aragón en VIP Corazón.
Para entonces, Flores ya llevaba un par de años trabajando como modelo en París. «Fue en esa época cuando conocí a Bertín Osborne. Yo era una chica mona, totalmente de ida. Él era un hombretón de 1,90 de estatura. La verdad es que me quedé, como se suele decir, con la boca abierta. Era apabullante. Sabía decir las cosas adecuadas y no le faltaba experiencia para conquistar a una mujer. Empezamos a tontear y acabamos más en serio, sobre todo por mi parte. Yo creo que él tenía varias caras y a cada chica le decía una cosa diferente».
Pero la historia no quedó ahí. «Bertín es capaz de manejar a las mujeres como le da la gana: a mí me cautivó y luego sufrí mucho. Todas me decían: ‘Te está engañando’. Y era verdad, me engañaba. Supongo que no podía evitarlo. Él es él. Él es el famoso, el importante, y no puede permitir que la persona que tiene a su lado le robe un átomo de protagonismo, y menos aún que sea independiente y popular».
«Me enfadé mucho y lo pasé muy mal»
Mar continuó con él durante un tiempo, hasta que finalmente fue Bertín quien puso fin a la relación. «Tengo que reconocer que me dejó él. Fue una cosa fría y dolorosa. Lo hizo por teléfono. Me empezó a contar un rollo macabro… Eso de que le gustaban otras mujeres y que no podía evitarlo. En fin. Me enfadé mucho y lo pasé muy mal. No me pilló de sorpresa. En realidad, ya lo sabía, pero preferí seguir adelante. Fue entonces cuando comencé a tener una sensación que me ha acompañado muchas veces: sabes que te gusta alguien que te va a hacer daño, pero no puedes evitarlo. Es como un vértigo que no puedes parar. Ha sido una constante desgraciada en muchas ocasiones de mi vida».
Después llegó la reflexión: «Pienso que, para una chica que empieza en ese ambiente de la televisión, era importante que un famoso se fijara en ti. Te parecía interesante que te vieran con él. Suponía una forma de triunfar, de integrarte en el ambiente. Es algo que te halaga, sobre todo al comienzo. Luego te das cuenta de que le importas muy poco, de que te utilizan como un objeto bello, un adorno, un florero. Este tipo de personas sabe jugar con tus sentimientos. Te dicen constantemente las cosas adecuadas. No es que quiera excusarme, pero saben hacerlo. Sufrí mucho… Me pasaba horas al lado del teléfono. Tuve 400 veces la tentación de llamarle. Fue una lucha terrible conmigo misma. No podía entender por qué no me llamaba. No me parecía tan mona la chica que salía con él. Fueron unos meses en los que tuve que poner en danza mi orgullo. Estaban mis sentimientos por un lado y sus infidelidades por otro. Al final, no le llamé», sentencia.
Fuente VANITATIS