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Por Néstor R Ramirez.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro,sorprendió recientemente al acusar a la gobernadora de Puerto Rico, Jennifer González, de estar vinculada con planes de invasión a su país. La declaración,más que un anuncio creíble en el terreno geopolítico, forma parte de una estrategia repetida; es la construcción de un enemigo externo para reforzar la legitimidad interna.
En términos reales, Puerto Rico carece de autonomía para decidir en materia militar o diplomática. Su estatus colonial bajo Estados Unidos imposibilita la idea de que su gobernadora pueda trazar estrategias básicas contra otro Estado.
Sin embargo,para el discurso de Maduro,la isla es símbolo útil: un territorio caribeño bajo dominio estadounidense que encarna la presencia del “ïmperio” en la región.
Para el régimen chavista, Puerto Rico funciona como plataforma bajo control de Estados Unidos y, a la vez,como el rostro visible del colonialismo en el Caribe. El señalamiento responde más a una narrativa que busca reforzar la imagen de Venezuela como nación sitiada que a un hecho verificable.
En este escenario,Puerto Rico no es protagonista real,sino una pieza retórica utrilizada por Maduro para que algunos inconformes con su gobierno cierren filas en torno al chavismo,movilizando a las Fuerzas armadas y, al mismo tiempo,reforzar la narrativa de la resistencia nacionalista.
La “amenaza desde Puerto Rico” no existe en la práctica,pero en el discurso de Nicolás Maduro sirve como arma propagandística para prolongar un modelo de gobierno en crisis.
Históricamente,gobiernos con problemas de legitimidad y crisis económicas han recurrido a la amenaza extranjera para fortalecer su discurso ante la opinión internacional.
Fidel Castro enarboló el discurso del embargo como bandera de resistencia. Rafael Leonidas Trujillo,acusaba al gobierno de Haití y a otras naciones de conspirar contra su régimen. El guión de esos regímenes autoritarios es recurrente: el enemigo externo sirve para cohesionar a las Fuerzas Armadas y movilizar a la base política,relegando los cuestionamientos internos a un segundo.
En el caso de Venezuela, más de seis millones de venezolanos han salido del país en los últimos años de gobierno chavista. En el plano internacional,abundan los cuestionamientos por las condiciones electorales, las denuncias de violaciones a los derechos humanos y la precariedad que enfrenta la población.
En medio de este escenario de presión política y acusaciones de narcotráfico que pesan sobre Maduro, la narrativa de defender la patria de una invasión del presidente de Estados Unidos,Donald Trump, se convierte en un discurso indispensable. De ahí surge sus reiteradas acusaciones a la gobernadora de Puerto Rico, Jennifer González, de estar gestando un plan de invasión a Venezuela.
Maduro utiliza a Puerto Rico como “enemigo” potencial para instalar un discurso de resistencia que oxigene a la base política y popular que lo sostiene, dejando a la isla atrapada en un conflicto ajeno y a su gobernadora en una posición incómoda.
La presencia de buques,aviones, submarinos y todo el aparato militar desplegado en aguas del Caribe no es más que una exposición mediática con el objetivo de presionar,no directamente a Modulo, sino al chavismo que lo respalda. El gobierno que preside no es personalista: es una estructura ideológica que nace con Huga Chávez,militar de alto rango y primer presidente del “socialismo del XXI”, cuya bandera es el nacionalismo bolivariano,respaldado por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Una invasión de parte de Estados Unidos solo aceleraría la crisis de gobernanza en Venezuela, La oposición carece de una estructura sólida para sostenerse en el poder y responder durante mucho tiempo al arraigo ideológico del chavismo. El problema venezolano no se resolverá con los mismos métodos utilizados en Panamá o Irak.
Por consiguiente, lo más cercano a una salida-aunque parezca contradictorio- es la negociación. Y el propio Maduro ha hecho saber que está dispuesto a sentarse a negociar con Donald Trump.
Nota.
El autor es periodista licenciado e investigador forense.
Email: nreramirez@gmail.com