
¿Es el mejor de todos los tiempos?
Los fans del béisbol andan de debate en los últimos días, con la historia de su amado deporte de fondo, y la culpa la tiene un japonés, Shohei Ohtani, 31 años, aquel por el que Los Angeles Dodgers pagaron hace dos temporadas 700 millones de dólares por diez años, una cifra estratosférica incluso comparada con los contratos de la NBA y que hoy dan por buena.
Con Ohtani, y pese a una larguísima lesión que arrastraba desde antes de su fichaje y que le impidió lanzar durante muchos meses, los Dodgers suman ya dos Series Mundiales y en unos días se sabrá si también dos títulos. La segunda finalísima la comenzarán el viernes ante Toronto Blue Jays, después de que su gran estrella capitalizase el show en la eliminatoria ante Milwaukee Brewers (4-0, barrida) con un partido que le emparenta con los más grandes de la historia, una actuación individual que en muchos foros de este deporte es considerada la mejor de todos los tiempos en la MLB.

Ohtani hizo de Babe Ruth en ese cuarto partido. O mejor incluso, fue más allá. Hizo de Michael Jordan, de Wayne Gretzky o de Tom Brady. Metió a los Dodgers en la gran final con una actuación sobrenatural y sin precedentes: tres home runs, 10 strikeouts (10 bateadores eliminados) y ninguna carrera permitida en un solo partido.
En 122 años de MLB, solo 12 jugadores habían logrado tres home runs en un partido, y solo 26 pitchers habían logrado en playoffs 10 eliminados. Pero nunca nadie había cruzado ambos récords históricos en una sola noche o incluso en partidos diferentes. Ohtani es el primero, justificando su status de estrella ‘two way’: tan buen bateador como pitcher, tan letal golpeando y corriendo como lanzando desde el montículo. Una suerte de jugador total con doble función que muy pocos hombres realizan en la MLB actual, y mucho menos con el acierto del nipón.
“Debe ser una de las mejores actuaciones deportivas de la historia. Nunca había visto nada parecido a Shohei”, escribió J.J. Watt, ex estrella de la NFL y ahora copropietario del Espanyol. La reacción de sus compañeros en los Dodgers fue llevarse las manos a la cabeza tras el tercer home run de Ohtani. Y lo mismo cuando dominó las seis entradas en las que lanzó bolas desde el montículo a velocidades cercanas a los 160 km/hora.
Solo permitió dos impactos a los bateadores de Milwaukee y tres bases por bolas, eliminando a diez bateadores. Por decirlo en argot futbolero, fue el mejor portero y delantero a la vez en unos Dodgers que buscarán su segundo título consecutivo gracias a un jugador irrepetible que ahora mismo domina el béisbol como Jordan o Brady dominaban la NBA y la NFL. Así, Ohtani entra en el debate sobre el mejor beisbolista de la historia con Babe Ruth y con otras luminarias como Hank Aaron, Ty Cobb o Joe Di Maggio.
Atrás quedan los seis años que pasó creciendo en otra franquicia de la ciudad, los Anaheim Angels, de los que salió porque nunca gozó de un buen equipo alrededor para pensar en títulos. Su llegada a los Dodgers fue un terremoto por las cifras que manejó, un año después superadas por el contrato de Juan Soto con los Mets (750 millones).
Ohtani hizo entonces una concesión polémica para firmar un contrato millonario y a la vez dotar a su nuevo equipo de un margen salarial suficiente para reforzar la plantilla y convertirse en aspirante a las Series Mundiales. Difirió casi todo su sueldo, 680 de los 700 millones, a partir de la finalización de ese contrato por diez años, de modo que durante las diez temporadas el japonés solo cobra oficialmente dos millones por año, hasta 20 del total de 700, una cantidad irrisoria. Con ello, los Dodgers han podido gastar en refuerzos y los resultados han justificado la extraña fórmula, si bien la millonada que deberán pagar a Ohtani a partir de 2033 llena de dudas la viabilidad económica de la entidad una vez la estrella nipona ya no sea el jugador dominante que es hoy.
Y, pese a su sueldo diferido y a jugar por una ficha mínima, Ohtani seguirá siendo multimillonario, pues su tirón comercial es espectacular en Estados Unidos, donde ha sido ya tres veces MVP, y en su país de origen, en el que jugó hasta 2018, de modo que sus ingresos por publicidad son mucho mayores que su contrato deportivo.
Fuente MUNDO DEPORTIVO







