
Testigo del tiempo
Los conceptos emitidos en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor
Por J.C. Malone
La nueva embajadora de los Estados Unidos en Santo Domingo, Leah Campos, inició una gestión diplomática pragmática y directa; de entrada, desentrañó un gran misterio político dominicano.
Los dominicanos nunca entendieron cómo su país se llenó de indocumentados haitianos, mientras el presidente Luis Abinader “militarizaba” la frontera.
La embajadora Campos lo explicó.
Hubo “una presión política sobre las autoridades dominicanas por parte de la administración Biden para que mantuvieran abierta la frontera con Haití en lugar de cerrarla”, dijo.
Abinader secuestró nuestra atención militarizando la frontera norte, mientras los indocumentados entraban por el sur.
Campos parece más interesada en preservar la dominicanidad que Abinader, quien nunca dijo nada y claramente abrió las fronteras. El país tiene más haitianos que nunca.
Abinader pertenece al Foro Económico Mundial, y ellos diseñaron las políticas de fronteras abiertas aplicadas por Biden y gobernantes europeos. Abinader no necesitaba “presión”, él profesa ese “evangelio”, globalista.
Cuando negó que recibiese presiones de Washington, yo le creí.
“La soberanía y la integridad territorial importan. Cada nación tiene el derecho y la responsabilidad de controlar sus fronteras”, dijo la diplomática, defendiendo el nacionalismo sobre el globalismo.
La embajadora habló de los haitianos con profunda sensibilidad humana. Espera “que los haitianos puedan vivir y disfrutar de su país, uno que sea pacífico y seguro, que también se lo merecen”.
Campos esbozó todas sus políticas en unos 15 minutos, y mencionó la palabra “seguridad” 16 veces.
“Esta es mi idea de la diplomacia: seguridad regional, crecimiento económico y verdadera amistad”, dijo.
Parece que retornaremos al Gran Garrote de Theodore Roosevelt. Washington “habla suavemente” como Campos, pero “trae un gran garrote”, como el del secretario de Guerra, Pete Hegeseh.
Campos resalta que el cristianismo la une a los dominicanos, ciertamente, su nombre es bíblico
En Génesis 29, Jacob no escoge a Lea como esposa, la escogió Dios; de ella nacieron seis de las 12 tribus de Israel. Los dominicanos tampoco escogieron a Leah, Trump la escogió.
Leah Campos aportó luz sobre las relaciones dominico-estadounidenses. Del linaje bíblico de Lea nació Jesús, “la luz del mundo”.







