Concluye el 2022 y se impone evaluar lo acontecido en arte popular y clásico y comunicación, sugerir nuevos renglones y fijar algunos puntos de vista que no parecen obvios al quehacer común de los cronistas
Jose Rafael Sosa
Esta es una evaluación que hacemos cada diciembre desde 2013.
No se sigue a pie juntillas las parrillas de categorías y renglones tradicionalmente establecidos. Consignamos algunos que nunca han sido reconocidos y que dejamos como recomendación a quienes tienen la responsabilidad de programar premios, cualesquiera que sean. Hay dos renglones desiertos y explicamos las razones.
Este tipo de trabajo lo escribimos desde 2013 con un doble objetivo: reconocer a los artistas incluidos en esta relación y ofrecer al público un resumen de lo acontecido en las diversas manifestaciones del arte. El criterio ha sido el de señalar una o varias opciones para cada renglón y categoría, en orden de preferencia.
Un asunto resaltante fueron los procesos de relanzamiento y reorientación de varios medios de comunicación o segmentos de su programación. La llegada de Iván Ruiz, procedente del Show del Mediodía, al canal oficial, un acontecimiento en desarrollo todavía, ha dado oportunidad a una novísima generación de talentos (cantantes, actores, etc.) conjuntamente con una parrilla como oferta programática procurando que el canal oficial vuelva a los lugares de primacía.
En televisión hubo variados procesos de reconversión: Telesistema despidió con gloria a Huchi Lora y entró un nuevo equipo que ha profundizado la línea de trabajo, con Edith Febles a la cabeza; Luisín Mejía Oviedo inició sus Series LMO, procurando una televisión elaborada y de contenido; Telesistema produjo Los Robles, un enfoque que expone las experiencias de los grandes empresarios y Marino Zapete anunció su inesperado retiro de la televisión de opinión, del cual es un símbolo. Tanto Dany Alcántara como Roberto Cavada, reenfocaron sus producciones y ampliaron sus conceptos.
Esta relación no es un premio de arte. Los premios no consagran a nadie. Son positivos porque estimulan. Los premios no pertenecen a las instituciones que los entregan. Estas son un medio de la sociedad agradecer y reconocer la labor de arte y, en última instancia, los premios son patrimonio de los artistas, Ojalá los premios sean cada vez más y mejores, superando defectos y profundizando sus aciertos.
Un premio no consagra a nadie. Quien establece referencias y paradigmas es el trabajo, sea o no reconocido.