
Los niveles de euforia política cada día se incrementan a raíz de que se acercan los certámenes electorales. El gobierno quiere seguir en el poder y la oposición destronarlo.
Para continuar en el manejo del presupuesto nacional se ha usado una estrategia que me parece equivocada: la seducción política de alcaldes del PLD, FP y PRD.
Equivocada porque si el PLD y su gente es un partido de ladrones y corruptos, como afirmó el PRM en su momento, los que pasen de ese partido al gobierno no desfilaron por el agua bendita y purificaron sus mañas.
Además esta estrategia genera un malestar en los que se rompieron el lomo por llevar el PRM al poder y ahora ven como sus esfuerzos son usufructuados por otros.
Por eso entiendo que ese silencio a lo interno del PRM es peligroso y con tintes de rebelión, ya que en estos momentos más que hablar de candidaturas deberían buscar como integral las bases reales del PRM al gobierno y así tener un ejército listo para la guerra (las venideras elecciones).
La única vía para allanar el camino hacia la eliminación de esa rebelión silenciosa es que los funcionarios (designados por el ejecutivo y electos por el voto) bajen de las nubes de la ilusión y dejen de escuchar la melodía de la lisonja (el lambonismo) para que vean y palpen la realidad que vive su partido y que podría tener un elevado costo.
El problema es que desde el poder se obstruye el entendimiento de realidades tangibles, pues los que rodean los funcionarios y el presidente buscan su bienestar y no el del PRM ni el país.
Son escasas las excepciones donde los que detentan el poder tratan de aminorar esa rebelión a la que hago referencia.
Daygorod Fabián Sánchez