Por Héctor Miolán
Sartre seguirá siendo un clásico del pensamiento y la cultura, más allá de su natal Francia, pasando por Europa y todo el mundo. No se va a diluir, a pesar ser vapuleado por la derecha política, que no soporta al Sartre de una ética izquierda.
Recientemente se cumplieron 43 años del fallecimiento del gran filósofo francés. Éste murió un 15 de abril del 1980, en París, Francia.
No hay que redundar respecto a la gran manifestación que fue su funeral.
Sartre nunca fue un intelectual al servicio del Estado, pero sí respetado por todos los estadistas franceses de la época.
Adverso siempre desde su ética y su sentido de libertad a la costumbres y políticas burguesas. Se declaró un hijo terrible de la burguesía. Sus escritos filosóficos y literarios, en su mayoría tenían tintes políticos e ideológicos.
Aunque sus escritos se reclamaban del existencialismo ateo, sin embargo intentó hacer coincidir su filosofía con la del Marxismo, no sin tener encontronazos con Engels y su Dialéctica de la Naturaleza, al igual con los marxistas franceses de la época, tales fueron R. Garaudy (quién luego degeneró al islamismo), también le fue adverso Henry Levfebre.
Quiero poner en perspectivas una de sus obras póstumas, me refiero a Verdad y Existencia con una introducción de la experta sartreana, Celia Amorós y una presentación de la hija adoptiva de Sartre, Arlette Elkaim-Sartre.
Estas facilitan un mejor entendimiento de la obra filosófica, por ejemplo de: El Ser y la nada de 1943 y Crítica de la Razón Dialéctica.
El opúsculo Verdad y Existencia tiene como centro la ontología existencial a la manera sartreana de como definir el Ser (el para sí y el en sí), chocando esto tanto con la teoría del ser de Descartes, al igual, más luego con la del Marxismo.
Encontré que en dicha obra el barroquismo hace presencia mayúscula complicando el trabajo, para su comprensión y entendimiento para explicar lo concreto en cuanto a definir y entender que es el Ser.
Hay en Verdad y Existencia un fuerte estilo nietzscheano, caracterizado por una fuerte dosis de memorística de construcción, lo que obligaría a cualquier lector a esforzarse para poder penetrar en el corazón de la filosofía sartreana, y así no nadar en un círculo interminable, o en una carrera de saltos tanto hacia adelante, como hacia atrás, sin lograr impulsos dialécticos.
Nuestro objetivo al leer dicha obra es lograr desmenuzar dicha filosofía en función ideológica y política, y que esto sirva a la libertad de la sociedad frente al sistema capitalista. Sartre en cambio busca la libertad y la ética, desde una generalidad con un fondo anarquista, si se quiere.
En conclusión el rejuego y trabalenguas del papel del Ser, no nos debe amedrentar, por el contrario, sino, superar esa concepción existencialista, que ata a muchos que se dicen ser Marxistas, y «portadores» de la concepción filosófica de Marx y Engels, pero en la práctica están influenciados por Kierkegaard, Heidegger, hasta por el mismo Sartre existencialista.
El Marxismo tiene su clara explicación de la categoría filosófica y social del Ser, más allá de una explicación idealista o racionalista en la cual están Sartre y otros existencialistas: una antropología filosófica y humanista resumida en parte por la definición del hombre en sentido general, y por consiguiente de la categoría de LIBERTAD: todo hombre está destinado a ser libre, prioridad sartreana, etc.
Esa libertad no se conseguirá sin hacer un parte agua diferenciador entre explotados y explotadores.
La existencia de gran parte de la humanidad dejará de ser angustia, dolor, sufrimiento, etc, cuando se tenga claro, que la libertad: no es un destino, sino cuando se rompa la alienación o la llamada mala fe de la que tanto habló Sartre, en sentido filosófico y político.
Si nos adentramos a la mencionada obra, tendremos que dar giros y retrocesos diacríticos y sincrónicos. Eso sí sin caer en las trampas del método estructuralista o post estructuralista. Sino aplicar una especie de método dialéctico semejante al girasol y sus constantes giros.
En fin, ¿de qué nos servirá Verdad y Existencia para una filosofía dominicana en nuestro caso particular, y más allá de lo estrictamente caribeño o latinoamericano en ésta época de globalización y de nacionalismos estrechos, donde el fenómeno de la inteligencia artificial, quieres o pretende sustituir el Ser y al Pensar humanos?
La respuesta será política, científica, técnica, en conclusión, será filosófica en todo el sentido del entendimiento humano.
Nueva York