22 de junio de 1944
Por Freddy González
Durante 79 años mucho se ha hablado del desembarco de Normandía, el 6 de junio del 1944 como la operación decisiva para derrotar al nazismo hitleriano, operación que hemos demostrado fue más propaganda que resultados.
Durante todo este tiempo la cinematografía y toda la artillería propagandística de los países capitalistas han pontificado la referida acción al extremo que su principal ejecutor el general Dwight D. Eisenhower, fue presidente de los Estados Unidos en 1953, 8 años después de finalizada la contienda bélica, sin otro mérito que haber dirigido dicho desembarco y ser un anti comunista rabioso y principal orquestador de la llamada «Guerra Fría», política implementada contra el campo socialista y los pueblos que luchaban por su liberación e independencia del yugo colonial en Asia, África y América Latina.
Entre el 28 de noviembre y el 1 de diciembre del 1943 en Teherán, la capital de Irán, se celebró una conferencia entre los llamados “Tres Grandes”: Winston Churchill, Primer ministro de Gran Bretaña, Franklin D. Roosevelt, presidente de los EEUU y Joseph Stalin, presidente del consejo de ministros de La Unión de Repúblicas soviéticas (URSS), cuyo objetivo principal era la apertura de un segundo frente en la Europa del Oeste que aliviara la feroz lucha que en el Este libraba el ejército rojo contra el grueso de la maquinaria bélica del nazismo alemán. Pero los aliados de occidente condicionaron esa apertura a una ofensiva soviética en el Este que concentrara la mayor parte de las tropas de la Wehrmacht y la Luftwaffe y que posibilitara un desembarco en las costas francesa con la menor pérdida posible.
Esta operación estaba planificada para iniciarse de manera simultánea con el desembarco de Normandía, conocido como el día D, pero el alto mando soviético con Stalin a la cabeza, decidió como justicia histórica que la misma fuera llevada a cabo el 22 de junio del 1944, justo a tres años de la invasión nazis a la Unión Soviética, cuando el ejército rojo lanzó una ofensiva varias veces mayor que el desembarco de Normandía, cuyos resultados fueron determinante en la derrota definitiva del Tercer Reich alemán.
Fue cumpliendo con los acuerdos con los aliados, que el alto mando soviético dirigidos por Joseph Stalin y Gueorgui Zhúkov, Aleksandr Vasilevski, Konstantín Rokossovski, Iván Bagramián planificaron y ejecutaron “LA OPERACIÓN BRAGATION”, denominada con ese nombre en honor al comandante Piotr Bagratión, quien participó en la guerra contra la invasión de Napoleón a Rusia en 1812; una de las mejores estratagemas de simulación y camuflaje llevadas a cabo durante todo el conflicto bélico. Además, el segundo mayor despliegue de tropas terrestre de la Segunda Guerra Mundial, con un despliegue de más mil (1000) kilómetros de longitud
En esta operación el Ejército Rojo empleó 2,400,000 soldados de infantería (20 veces más qué lo que desembarcaron en Normandía; el llamado día D), 5,000 Tanques de guerras, 5,300 Aviones, 36,000 piezas de artillería, 400,000 toneladas de municiones, 1,136,464 galones de combustible, así como 500,000 toneladas de alimentos, con lo que el abasto en hombres, armas, combustible y comidas nunca le faltaron en esta ofensiva.
A esta operación se sumaron alrededor de 300,000 partisanos para luchar en la retaguardia del enemigo haciendo todas clases de sabotajes y acciones punitivas de gran importancia.
Las tropas alemanas tomadas por sorpresa por el engaño soviético que simuló atacar por Ucrania y no por Bielorrusia como estaba establecido, eran dirigidas por los generales Walter Model, Ernst Busch, Hans Jordan y Walter Weib, que pese a sus esfuerzos no pudieron impedir el arrollador avance de la ofensiva Soviética.
La operación debía impedir el traslado de divisiones enteras alemanas al frente occidental y retirar de la guerra a Finlandia, Rumania y Bulgaria aliados de Alemania, y expulsar de suelo soviético las tropas nazis que ocupan las repúblicas soviéticas de Bielorrusia, Estonia, Letonia y Lituania, así como, derrotar al ejército del centro, la principal fuerza con que todavía contaba Alemania, luego de la derrota del ejército sur en Stalingrado y el ejército norte en Leningrado, quienes en su retirada aplicaron la política de tierra arrasada, incendiando y destruyendo todo lo que encontraban, desde viviendas, alimentos, fábricas, armamentos, línea ferroviaria y miles de víctimas civiles ajenas al conflicto.
Bajo la teoría y práctica de la llamada Blitzkrieg (guerra relámpago), Hitler había prometido a las tropas de la Wehrmacht y la Luftwaffe que en semanas de haber iniciado la invasión a la Unión Soviética sus tropas desfilarían en Moscú como lo habían hecho en París el 14 de junio del 1940, y como paradoja de la vida, a 3 años y 25 días después de la invitación nazi a la gran patria Rusa, el 17 de Julio de 1944, el ejército rojo hizo desfilar frente a la Plaza Roja, 60 mil prisioneros alemanes capturados en los primeros 25 días de la operación Bragation.
La ofensiva soviética alcanzó su punto álgido 39 días más tarde, cuando el primero (1) de agosto de 1944 el ejército rojo llegó a la parte oriental del río Vistula, que delimita a Polonia del territorio de la antigua Unión Soviética, a pocos kilómetros de la puerta de Varsovia, lo que obligó meses más tarde a las tropas nazis que habían masacrado el levantamiento de los Polacos instigados por Churchill y aliados occidentales, retroceder hacía su propio territorio, hasta la derrota final con la caída de Berlín el 2 de mayo de 1945, cuando los dos (2) cuerpos del ejército rojo liderados por Zhukov y Konev, tomaron Berlín enarbolando la bandera Roja con Hoz y el Martillo en la cima del Reichstag (la cancillería alemana), último refugio de Fuhrer Adolfo Hitler, quién supuestamente se había suicidado junto su amante Eva Braun dos días antes, el 30 Abril de 1945.
Igual suerte corrió el más fanático del nacionalismo nazis y líder de la propaganda antisemita Joseph Goebbels, su esposa Magdalena Goebbels y sus 6 hijos.
Sin la ofensiva del Este mediante la operación Bragation, el desembarco de Normandía habría tenido grandes inconvenientes y el costo en vida hubiese sido varias mayor que lo sucedido por que Hitler tenía la oportunidad de mover el grueso de sus tropas del Este al Oeste. Nuevamente el Ejército Rojo y el pueblo soviético cargaron la mayor cuotas de sacrificio en la derrota de los intentos paranoicos de Hitler de establecer un Tercer Reich de 1000 años de duración.
La humanidad nunca debe olvidar el gran sacrificio del pueblo y del ejército soviético en la derrota de la pesadilla de terror y muerte que significo el Nazismo Alemán, y como dicen en nuestro pueblo «El desembarco de Normandía fue un niño de tetas comparada con la operación Bragation».