
Por Héctor Miolán
El primero escritor dominicano junto a José de León, también escritor nuestro. Ambos fallecidos.
Me atrevo a afirmar, sin equívocos algunos, que fueron de los nuestros que más dominaban las obras de Kundera.
Te la explicaban con lujos de detalles. Tuvieron la grandeza de tratar al autor checoeslovaco-francés sin apasionamiento político, y sépase, que ambos fueron escritores anarquistas revolucionarios.
Nunca se segaron y trataron la obra kunderiana desde el punto de vista técnico-literario, como había y hay que continuar tratando al escritor hoy fallecido.
El motivo de la muerte ha revivido el fanatismo político de uno que otros opinantes. Quienes hipócritamente vomitan su anti-comunismo, pero cuando se trata de una supuesta literatura apolítica saltan de rama como la ardilla juguetona o, cuando no, también cuando huyen de los peligros del poder político que no les favorece.
Otra cosa, Milán Kundera, nunca fue premiado con el premio Nobel de literatura, por politiquería de la desacreditada academia Noruega.
Al no recibir dicho galardón, Kundera de nada se perdió. Sí ganó mucho por la construcción de su innovador discurso literario, el cual fue y es tan impecable y duradero, que con esto hace tiempo entraba al mundo de los clásicos de la literatura universal.
En su discurso literario, unido a la ironía, trató con maestría el existencialismo técnico y vivencial de Dostoievski, la filosofía de la desesperación del ser de un Nietzsche y por supuesto la herencia kafkeana.
En esa fuente bebió nuestro Eduardo Lantigua siguiendo los pasos de Kundera y de los demás escritores que he mencionado.
Por lo tanto, en nada se contribuye con el politicismo ciego y enfermo sobre la obra y vida kunderianas; sería la política un capítulo aparte a analizar en la vida e historia particular de Milán kundera.
Nueva York