Por Dr. JL Encarnación
(Este artículo de opinión y su contenido es de exclusiva responsabilidad del autor)
Es indiscutible que cuando se asume una posición, cargo o función, tiene y debe de ser cumplida en su cabalidad tal cual lo establecido por la ley, estatutos o por la esencia misma del cargo asumido.
Todo cargo asumido y más si es bajo un juramento o protocolo, como lo que acontece en la política (los cargos diplomáticos) hay que ceñirse a lo que se le ha encomendado para garantizar el buen cumplimiento del mismo.
La coherencia es primordial tanto del que nombra como del nombrado en el cargo, en este caso la diplomacia lleva un protocolo rígido y de cumplimiento es su totalidad.
La diplomacia tiene a su cargo la dirección y ejecución de las buenas relaciones a nivel internacional con todos los países donde tengan representación.
Para representar estos cargos se requiere competencia profesional e idoneidad personal, habilidades, destrezas actitudes y conocimientos para resolver conflictos y desarrollar oportunidades en beneficio del país y los ciudadanos que representa.
Los diplomáticos no deben olvidar que son funcionarios públicos y algunos como el embajador, que es los ojos, oídos y voz del presidente del país que representa. También trabajar en beneficio de los intereses del estado que representan, y son asesores de los ministros del gobierno en algunos casos.
Otras de sus grandes funciones además de evitar conflictos internacionales, pueden cooperar en las ayudas internacionales, establecer relaciones cordiales entre países, fomentar el comercio, la educación, seguridad, etc.
Eduardo Jara dice que la diplomacia constituye el medio tradicional a través del cual los Estados se relacionan entre sí, ya sea directamente o mediante las organizaciones internacionales. En consecuencia, debe ser orientada hacia la búsqueda de la paz entre las naciones, en sus dimensiones regional y mundial. Su ejecución requiere una cierta reserva, no en cuanto a sus resultados ya que los acuerdos internacionales están abiertos al público, sino que durante el proceso que conduce a su adopción.
Por el incumplimiento de las funciones de atribución exclusiva del diplomático, embajador de la República Dominicana ante el reino de España, por verter informaciones que al parecer han sido de recibo no agradable para el gobierno dominicano, se ha decantado a su destitución.
Estas declaraciones del embajador dominicano en España han suscitado en los legisladores de la cámara baja mucho malestar, ya que consideran desatinadas sus declaraciones en cuanto al conflicto dominico-haitiano. También el Ministro de relaciones Exteriores evacuó una disposición donde expresa, de manera categórica, que ningún diplomático puede expresar o hacer declaraciones sin su consentimiento.
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