
Como regidora del municipio Santo Domingo Oeste, maestra de vocación y directora de una escuela pública, pero también como madre de familia y representante de la Fuerza Magisterial ante el Comité Ejecutivo Nacional de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), me siento en la obligación moral, institucional y ciudadana de manifestar mi más enérgico rechazo a la reciente actuación del alcalde Francisco Peña, quien, en un acto absolutamente irresponsable y alejado de los valores que deben regir la gestión pública y la formación de nuestros niños, utilizó el espacio de un centro educativo para promover una figura mediática que no representa los principios éticos ni pedagógicos que deben primar en nuestras aulas.
Llevar a los salones de clase a una persona que, por su propio personaje público, se denomina “la profezorra”, y permitir que se dirija a nuestros estudiantes menores de edad en un lenguaje vulgar, trivializando el rol del maestro y haciendo referencias inapropiadas al vestuario y a la figura femenina, constituye una grave falta de criterio institucional y un abuso de la función pública. Las declaraciones del alcalde, en tono jocoso, y la manera en que se permitió que esa figura interactuara con nuestros niños y niñas no solo contradicen los fines educativos de nuestras escuelas, sino que además atentan contra la sensibilidad de nuestras familias.
Los adultos presentes también debieron rechazar la acción, sin importar que esta haya sido promovida por la máxima autoridad municipal. Ir a una escuela a promover estereotipos nocivos, invitando a nuestras niñas a que sean «menos señoras y más zorras» es absolutamente deplorable y debe tener consecuencias.
En momentos en que la educación dominicana enfrenta desafíos estructurales, con la alfabetización y la comprensión lectora aún como retos pendientes, lo mínimo que se espera de nuestras autoridades es que utilicen un lenguaje que oriente, inspire y forme.
Además de lo sucedido en ese plantel, circulan en las redes sociales imágenes de la misma figura, con vestuario provocador, realizando labores propias de la alcaldía, incluyendo la colocación de carteles institucionales con el logo del cabildo y mensajes como “Mi profezorra metiendo mano en el mantenimiento”, lo cual no solo es un acto de vulgaridad institucional, sino también una alarmante muestra de negligencia, carencia de filtros y desprecio por la comunicación pública responsable.
Hago un llamado al Ministerio de Educación, al Ministerio de la Mujer y a la Dirección General de Ética e Integridad Gubernamental para que investiguen esta campaña y ordenen su retiro inmediato. La escuela no puede ser usada para alimentar personalismos ni para proyectar imágenes fuera de contexto, mucho menos en presencia de nuestros hijos, quienes no deben ser expuestos a este tipo de mensajes ni a modelos distorsionados del servicio público.

Invito también a mis colegas del Concejo de Regidores de Santo Domingo Oeste a pronunciarse con responsabilidad ante esta situación. Más allá de las diferencias partidarias, todos somos madres, padres, docentes o ciudadanos comprometidos con la formación de futuras generaciones. Callar ante este hecho no es una opción. No se trata solo de una acción repudiable, se trata del tipo de sociedad que estamos construyendo y del ejemplo que damos a nuestros hijos.
La defensa de la educación, de nuestros niños y del respeto a los espacios escolares no admite medias tintas.
Adhamilka Espinal
Regidora, Santo Domingo Oeste – Fuerza del Pueblo
Representante de la Fuerza Magisterial ante el Comité Ejecutivo Nacional de la ADP