Por Redacción
Comienza hoy el mes más especial del año, por la significativa carga de emociones que trae consigo al ser el período en que se celebran las Navidades, se reencuentran las familias y se pasa balance a los doce meses anteriores.
Para los niños es una época de regalos y juguetes nuevos; para los adultos es ocasión de reuniones de despedida y festejos en familia. Y para la mayoría de la diáspora dominicana es la excusa para regresar por unos días al terruño a pasarla bien, lejos del frío que arropa estas jornadas en Europa y en Estados Unidos.
Tanto el Estado como las empresas entregan la anhelada regalía pascual, que moviliza el comercio y genera en las ciudades una ebullición en el tránsito, un éxodo al interior para estar con la familia y ese clima generalizado de alegría que se vive no se repite en ninguna otra época del año.
Sin embargo, así como en los aeropuertos y en las terminales de transporte de todo el país se genera una concentración de personas que llegan o se van, diciembre también tiene un lado oscuro, por ser el mes en que aumentan los accidentes viales, pese a que las autoridades despliegan cada año operativos de seguridad.
La profunda significación del período festivo, enraizada en la tradición cristiana de la mayoría de la población de nuestro país, debiera ser motivo para la reflexión, para prepararse a afrontar el próximo año con proyectos posibles y con una actitud positiva en todos los órdenes.
El mensaje que originó estas festividades hace más de dos mil años, tendría que cobrar para los cristianos en general un interés que vaya más allá del clima festivo, de las bebentinas y de las comilonas que se organizan por todas partes.
El consejo, temprano en el mes, es que no está mal festejar, pero mejor hacerlo con moderación, con mesura, en la seguridad del hogar y tener presente que el alcohol suele ser causa de hechos lamentables.
Hacemos votos para que desde ya, diciembre traiga buenas noticias para todos.
Fuente El Caribe