

Por Freddy González
Con 98 años, tu principal anhelo era llegar a los dos ceritos como siempre me decías, refiriéndote a tus 100 años. Diciéndome permanentemente, ya faltan menos para los dos ceritos.
Pero ese anhelo fue truncado por esa ley irreversible de la vida por la que todos vamos a pasar y esa mañana del pasado 21 de julio, cuando a eso de las 11:00 AM mi hermano José Matías me llamó, presentí que era el final y que mi madre había fallecido, y así fue, un paro respiratorio le arranco la vida.
Y en este momento difícil quiero dar testimonio de fe, que para mí fuiste la mejor madre de mundo, porque jugaste doble papel de madre y padre sin que nada me faltará en los momentos más aciagos de mi existencia. Por eso América Uventina González Rojas, con mi alma desgarrada por tu ausencia quiero decirte que tus hijos, nietos, bisnietos, sobrinos y tus allegados nunca te olvidaremos y que vivirá eternamente en nuestras memorias y corazones, pidiendo:
Paz a tu alma y descanso eterno a tus restos.
Hoy no te digo adiós, te digo hasta luego madre querida.
PD: Muchísimas gracias a nuestros familiares, amigos, compañeros y camaradas, que nos han acompañados en estos angustiosos días de pena y dolor. A todos, mi agradecimiento eterno.