La reciente debacle del banco regional Silicon Valley Bank (SVB) de California, el decimosexto banco estadounidense por capitalización, ha desatado un temblor financiero en el país, que está poniendo en aprietos a una decena de corporaciones medias y pequeñas, y en menor medida a las acciones de los gigantes financieros.
Desde que las autoridades ordenaron el pasado viernes la intervención de este banco centrado en la atracción de depósitos de empresas tecnológicas emergentes, se han multiplicado tanto las llamadas a la calma como los análisis que apuntan a que su caída responde más a una mala gestión de su capital que a debilidades del sistema.
Sin embargo, sus efectos se siguen sintiendo en Wall Street, especialmente entre empresas de mediano y pequeño tamaño.
“Los estadounidenses pueden tener confianza en que el sistema bancario es seguro. (…) En mi Administración nada ni nadie está por encima de la ley”, recalcó hoy el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en un mensaje para tranquilizar a los estadounidenses y recalcar que el sistema bancario del país “es seguro”.
De momento, solo un banco, el neoyorquino Signature Bank, ha visto cómo la tierra se abría bajo los cimientos de sus sucursales y las autoridades, siguiendo el ejemplo de SVB, decidieron el domingo cerrar e intervenir la entidad.
El origen del problema
SVB captó miles de millones en depósitos entre 2020 y 2022 gracias a la buena marcha de las tecnológicas durante la pandemia y utilizó la mayoría de ese dinero en la compra de Bonos del Tesoro a largo plazo. Con la crisis postpandemia y la subida de tipos de interés por parte de la Reserva Federal, que encareció el dinero, sus clientes aumentaron los gastos y ralentizaron el ritmo de sus depósitos.
Para hacer frente a la necesidad de liquidez de las empresas a las que servía, el SVB vendió Bonos del Tesoro sin madurar por US$21,000 millones, lo que llevó aparejada una pérdida de US$1,800 millones, que intentó compensar con una ampliación de capital.
Sin embargo, tras el anuncio de esta operación, sus acciones se desplomaron un 60% el jueves, la captación de capital se frustró y muchos clientes retiraron sus fondos, lo que ahondó la caída de sus títulos el viernes, y llevó a las autoridades a intervenir la entidad para evitar que la situación se agravara.
El contagio de la banca nacional
Ahora, muchos inversores temen que otros bancos, sobre todo aquellos expuestos al mismo tipo de clientes, sufran una huida repentina de depósitos que no puedan gestionar, por lo que se han lanzado a la venta de sus acciones.
First Republic (-51.42%), que llegó a caer esta mañana un 78%, es uno de los bancos regionales más afectados por las ondas sísmicas causadas por la intervención de SVB. Otros como Western Alliance (-49%), PacWest (-47%), Comercia (-26%), Zions (-18%) o Charles Schwab (-8.69%) intentaban mantener hoy la compostura a pesar de las colosales caídas de sus títulos.
Frist Republic intentó ayer sin éxito calmar los veleidosos sentimientos del mercado con un comunicado en el que aseguraba haber mejorado y diversificado aún más su posición financiera a través del acceso a liquidez adicional del Banco de la Reserva Federal y JPMorgan Chase.
“La liquidez total disponible y no utilizada para financiar operaciones es ahora más de US$70,000 millones”, dijo ayer este banco con sede en San Francisco (California).
A una hora del cierre de la bolsa, el subíndice KBW de bancos, dentro del Nasdaq, caía un 9.29%, aunque el sector financiero se dejaba un 2.57%, en parte gracias a que la gran banca, aunque se ha visto fuertemente afectada por la venta de acciones, sufría una sangría menor.
Así, entre las corporaciones más grandes del país, JPMorgan Chase perdía un 1.20%, Bank of America un 3.8%, Citigroup un 6.43%, Wells Fargo un 5.42% y US Bancorp un 7.21%.
Este ambiente de preocupación también contagió al otro lado del Atlántico, donde los descensos más abultados fueron para el alemán Commerzbank (-12.71%), el suizo Credit Suisse (-9.58%), y el italiano Unicredit (-7.84%).
Lo españoles BBVA y Banco Santander han perdido el 8.24% y el 7.35%, respectivamente, y en el Reino Unido, los títulos de Barclays se dejaron el 6.31% de su valor y los de HSBC, que hoy ha anunciado la compra de la filial británica del SVB, el 4.13%.
Fuente: El Dinero