
Hay evidencia científica que avala este tipo de alimentación
Llevar una alimentación variada suele ser sinónimo de una dieta sana, pero hay un factor que decanta la balanza, a pesar de que pasa desapercibido. Se trata del color de los ingredientes, un elemento clave a tenor de los resultados del trabajo realizado por investigadores del grupo Color y Calidad de Alimentos de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Sevilla, pues han demostrado que el carotenoide fitoeno aumenta el tiempo de vida del nematodo Caenorhabditis elegans y que puede ralentizar la aparición de parálisis asociada a la formación de placas amiloides en un modelo de alzhéimer. En concreto se observaron aumentos de longevidad entre un 10 y un 18,6% y disminución del efecto proteotóxico de las placas de entre un 30 y un 40%. El equipo del catedrático Antonio Jesús Meléndez lleva 15 años estudiando el fitoeno, que se encuentra en alimentos como tomates, zanahorias, albaricoques, pimientos rojos, naranjas, mandarinas o maracuyá, entre otros. En concreto, se trata de un compuesto que es eficientemente absorbido y se encuentra en muchos tejidos, incluida la piel, donde hay estudios que indican que pueden proteger contra la radiación ultravioleta.
Este nuevo hallazgo viene a confirmar los beneficios de la denominada dieta arcoíris, es decir, «un enfoque nutricional que promueve el consumo de una variedad de alimentos de diferentes colores naturales. La idea sobre la que se basa es que cada color en las frutas, verduras y otros alimentos vegetales representa distintos nutrientes, vitaminas, antioxidantes y fitonutrientes que benefician al cuerpo», explica el doctor Juan José López Gómez, miembro de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). En concreto, los pigmentos de los alimentos nos pueden hablar del contenido de determinados nutrientes como licopeno y vitamina C (color rojo), betacarotenos (naranja), azul (flavonoides), etc. Sin embargo, tal y como advierte López Gómez, «estos colores nos hablan simplemente de micronutrientes y no siempre apelan al valor completo del alimento. Por tanto, seguir una dieta solo por el color puede servir para complementar la alimentación y hacerla variada y rica, pero puede inducirnos a errores».
Una de las cuestiones más repetidas en este caso es saber cómo debemos comer estos alimentos para aprovechar al máximo sus propiedades. Pues bien, lo cierto es que depende del compuesto. «En el caso de la vitamina C puede ser más beneficioso el consumo en crudo dado que es una vitamina sensible al calor y puede degradarse durante la cocción. Por su parte, en los carotenoides como licopeno o betacaroteno la cocción podría mejorar la biodisponibilidad, ya que el calor rompe paredes celulares de las plantas y libera nutrientes. Normalmente esto se produce con la cocción suave dado que hervirlo en exceso puede hacer que se pierdan», advierte el miembro de la SEEN.
Contraindicaciones
Abusar de la dieta arcoíris también puede ser un error, ya que «lo primero a tener en cuenta en el consumo de caroteno y cualquier otro producto vitamínico es que los efectos beneficiosos que tienen se basan en las ingestas dietéticas recomendadas y que su consumo en exceso no tiene porqué potenciar los efectos», aclara López Gómez, quien recuerda que «el consumo de carotenoides puede interactuar con ciertos medicamentos por lo que, a veces, es necesario controlar su ingesta. En determinadas situaciones patológicas podemos tener exceso de vitamina A, por lo que es necesario controlar el consumo en relación con las recomendaciones que realice su médico, sobre todo en patologías que pueden condicionar un defecto en la eliminación de estos (enfermedad renal o hepática), sin olvidar que el consumo de carotenoides, sobre todo en forma de complejos vitamínicos, puede tener riesgo en la mujer gestante dado que en grandes cantidades puede producir toxicidad fetal».
Fuente: La Razón