En Centroamérica y República Dominicana el Día de los Muertos es una festividad dedicada a los difuntos marcada por la alegría y el buen humor. La fiesta data de hace más de 3.000 años cuando los indígenas Aztecas, Mayas, Purepechas, Nahuas o Totonacas tenían la costumbre de celebrar a los muertos acudiendo a sus tumbas para hacerles ofrendas. Esto ha permanecido hasta hoy y se celebra cada año el 1 y 2 de noviembre. Esta celebración fue inscrita en la lista de la UNESCO del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2008.
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El Festival de los Barriletes Gigantes en Guatemala
Este festival popular en Santiago Sacatepéquez y Sumpango, no lejos de La Antigua Guatemala, es una de las celebraciones más coloridas y descomunales de Guatemala. Celebrado el 1 de noviembre, es una oportunidad para que los guatemaltecos se comuniquen con sus difuntos; además, los cementerios se adornan para recibir a las familias y visitantes. Por otra parte, los indígenas kakchiqueles tienen la costumbre de construir cometas de madera o bambú, que pueden alcanzar de 5 a 10 metros de diámetro; cubiertas con papel de seda multicolor, se elevan sobre los cementerios para comunicarse con los difuntos. El hilo de la cometa permitiría que las almas de los muertos descendieran al mundo de los vivos, en medio de un ambiente de fiesta, comida y música tradicional.
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Altares y rituales en Costa Rica para honrar a los muertos
Los costarricenses suelen crear altares en sus casas, diseñados especialmente para esta festividad, con el fin de honrar a los muertos. Luego, las familias realizan una visita ritual a las tumbas decoradas con coloridos adornos en los cementerios locales. Aunque no hay grandes desfiles en las calles, los restaurantes y los parques suelen estar llenos de gente en este día festivo. Cada 2 de noviembre se realizan en San José grandes fiestas abiertas al público; basta con acercarse, por ejemplo, al Cementerio Central del Calvario para disfrutar de las diversas actividades que organizan los lugareños, desde actuaciones de música hasta disfraces y danzas tradicionales.
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Mitos y leyendas en El Salvador
En la localidad de Tonacatepeque, a 20 kilómetros San Salvador, se celebra el Festival de la Calabiuza en la que, cada 1 de noviembre, los lugareños celebran el folclore, mientras visten atuendos alusivos a los mitos y leyendas más representativas del país. Al final, los asistentes se concentran en la plaza del pueblo para comer calabaza con miel, cocinada en fogones gigantes. Por su parte, el Día de los fieles difuntos —el día 2 de noviembre—los habitantes acuden al cementerio a visitar a sus familiares fallecidos, poner flores en sus tumbas y compartir una comida. Otra tradición propia del municipio de Nahuizalco, en el departamento de Sonsonate, es la celebración de los Canchules cada 1 de noviembre. Consiste en preparar los altares de los difuntos, decorándolos con flores, comida, velas, confeti, objetos diversos y fotografías del difunto. En grupos, los habitantes caminan de altar en altar pidiendo tamales, chocolate, frutas y repitiendo el siguiente estribillo: “Somos ángeles, hemos caído del cielo, pedimos canchules para el camino, ¡Canchultía!”.
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Nicaragua, una fiesta distinta en cada ciudad
En Nicaragua no todos los habitantes celebran el Día de Muertos de la misma manera. En León es tradición cocinar y ofrecer buñuelos de viento y buñuelos de piedra a los familiares que visitan el cementerio de Guadalupe. En el municipio de Diría, Granada, es costumbre ofrecer un “atol de ánimas” en el cementerio municipal; luego, los habitantes se reúnen en torno a esta bebida con la esperanza de interceder a favor de las almas de los difuntos que se encuentran en el purgatorio para ayudarles a salir más rápidamente de él. Esta es una antigua tradición indígena que solo existe en Nicaragua. En cuanto a los habitantes de Carazo, celebran el Día de Muertos ofreciendo chilate, una bebida típica nicaragüense, a los familiares que visitan los cementerios.
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La fiesta de Santos y Difuntos en República Dominicana
Esta festividad se celebra el 1 de noviembre de cada año en República Dominicana con el objetivo de fortalecer la fe y el respeto a los santos difuntos. Además, es un día que sirve de antesala al Día de Muertos que se celebra el 2 de noviembre de cada año. En esta fecha se realizan acciones con el objetivo de promover el respeto y homenaje a los familiares fallecidos y allegados de la comunidad dominicana. Durante ambos días hay momentos de oraciones, vigilias y desfiles, así como visitas a los cementerios con ofrendas florales que se depositan sobre las tumbas. Por otra parte, existe una costumbre en los habitantes del campo y de las zonas rurales de encender una vela por cada familiar o allegado fallecido que depositan en el patio de su casa.
Fuente: Libertad Digital