Al menos 154 personas han muerto y 132 han resultado heridas tras una estampida en la zona de fiesta del centro de la capital surcoreana
«Mi novio y su amigo están desaparecidos. Alguien encontró su chaqueta y su móvil en el suelo. Su nombre es Choi Boseong, 24 años «. Gabriela Pares escribió este mensaje en Twitter alrededor de las 3.00 horas de la madrugada en Seúl . Estaba viendo desde Estados Unidos en una retransmisión en directo en TikTok cómo los cuerpos de decenas de jóvenes yacían en hileras en el suelo cubierto con mantas después de una estampida en el marchoso barrio de Itaewon . Su novio había ido esa noche allí con sus dos mejores amigos para celebrar su cumpleaños, que además coincidía con una mega concentración de Halloween con miles de jóvenes ansiosos por pegarse su primera gran fiesta después de que las autoridades relajaran al fin muchas de las restricciones perennes durante más de dos años de pandemia.
Boseong está entre las 154 personas que murieron aplastadas por la multitud que avanzaba en un callejón durante la celebración de Halloween. La cifra actual de heridos asciende a 132. En el recuento de víctimas mortales hay 97 mujeres y 57 hombres. Entre los fallecidos las autoridades han identificado a 27 ciudadanos extranjeros de más de una decena de países. Había personas de Irán, Uzbekistán, China, Rusia o Noruega. Desde la Embajada de España en Corea del Sur aseguran que por el momento no se ha reportado ningún español entre los fallecidos identificados.
Las imágenes son terribles: miles de personas desorientadas corriendo de un lado a otro, dejando por el camino todo tipo de máscaras y disfraces. Otros, apostados de rodillas en las aceras, tratan desesperados de reanimar con primeros auxilios a decenas de jóvenes mientras se van acumulando cuerpos alineados bajo sudarios improvisados.
Los testigos han detallado que la tragedia comenzó el sábado a las 10.22 horas en una estrecha rampa de unos cuatro metros de ancho que está justo al lado del Hotel Hamilton. Un par de minutos después, los bomberos recibieron la primera llamada. «La gente gritaba y caía como como fichas de dominó. Realmente sentí que me iban a aplastar hasta la muerte», escribió un testigo en un hilo en Twitter.
Los medios surcoreanos han dicho que unas 100.000 personas abarrotaron cada esquina de Itaewon, un laberinto de calles empinadas que concentra buena parte de la vida nocturna en Seúl. Si uno busca buena fiesta, siempre la encuentra en esta zona del centro de la capital, antiguo barrio rojo, que fue famoso por abastecer de cerveza barata a una antigua base militar estadounidense.
En algunos de los vídeos que se mueven por redes sociales se aprecia cómo la música de algunos garitos seguía sonando mientras la policía acordonaba la zona y las ambulancias iban apareciendo mientras la gente no paraba de sacar en brazos a cadáveres entre la multitud. Las autoridades desplegaron rápido a más de 900 trabajadores de emergencias en Itaewon.
LOS MOTIVOS DE LA AVALANCHA MORTAL
En una publicación en Facebook, una testigo, Jessi Jassicah, cuenta que estaba con sus amigos en un pub en la esquina del callejón cuando comenzó a escuchar gritos. «La gente comenzó a luchar para aguantar de pie y la seguridad del pub trató de evitar que los que intentaban escapar de la aglomeración entraran en el pub. Cuando pudimos salir, caminamos hacia otra calle y me sorprendió ver a gente de fiesta bailando. No se habían enterado de lo que había pasado«, relata Jassicah.
Otro extranjero residente en Seúl que fue testigo de la avalancha, el colombiano Daniel Osorio, cuenta a este periódico que él estaba bebiendo con amigos en la calle a pocos metros de la salida del callejón cuando comenzó ver a gente sacando en volandas a personas disfrazas que estaban inconscientes. «Dicen que se formó un tapón en el callejón, que la gente se puso nerviosa y que comenzó a empujar hacia abajo tratando de salir. Entonces parece ser que muchos cayeron al suelo y murieron por asfixia o fueron pisoteados», relata.
«Hasta que la policía y los bomberos despejaron la zona, fueron minutos de mucho caos e incertidumbre porque, además de los que estábamos allí, comenzaron a llegar curiosos que habían escuchado los gritos y querían saber que pasaba, mientras en algunos bares y calles aledañas la gente seguía de fiesta sin enterarse de nada».
El domingo por la mañana, con la zona ya despejada de cadáveres, el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, pidió una investigación sobre la causa de la avalancha mortal. El foco está centrado en si se cumplieron los estándares de seguridad y las medidas de control de multitudes sabiendo la gran aglomeración por la fiesta de Halloween que habría en la tradicional zona de fiesta de la ciudad.
«La policía no esperaba que las multitudes fueran más grandes que en años anteriores y, por lo tanto, no desplegó personal adicional antes de las celebraciones en Itaewon», dijo en una rueda de prensa el ministro del Interior, Lee Sang-min. Un testigo, Park Jung-Hoon, explicaba a Reuters que las grandes multitudes eran normales en las fiestas de Navidad, pero que la de este Halloween había sorprendido a todos porque nunca habían visto a tanta gente junta festejando en esa zona. «Estaba al menos 10 veces más concurrido de lo habitual», dijo.
El presidente Yoon declaró el duelo nacional y ordenó que las banderas de los edificios gubernamentales y de las oficinas públicas se bajaran a media asta. Sobre el césped que cubre la elíptica Plaza de Seúl se ha levantado un altar para que los residentes puedan presentar sus respetos a las víctimas. Entre los fallecidos había varios menores de edad.
En otra plaza de Itaewon también se ha habilitado una zona para que la gente pueda dejar flores y velas en homenaje. Mientras tanto, las autoridades aún tienen que identificarse públicamente a todas las víctimas. Lo cuerpos de los desaparecidos fueron llevados a un gimnasio, transformado en una morgue improvisada, cerca del callejón donde ocurrió la estampida, donde el domingo se vio entrando con sus cámaras a ocho funcionarios del grupo Identificación de Víctimas de Desastres de Corea.
Los familiares que no volvieron a saber nada de sus hijos, pero que figuraban como «desaparecidos» porque su nombre no aparecía en las listas de fallecidos, aguardaron durante todo el domingo la espera con angustia en un centro de servicio comunitario. «Perdí contacto con mi hijo Aby Masela, de 22 años, anoche. Él no está en la lista de muertes. Está desaparecido, pero su identidad no ha sido confirmada», explicaba una mujer de Costa de Marfil al diario The Korea Herald. Según los datos del centro comunitario, hasta la media tarde del domingo, se reportaron 4.024 personas desaparecidas.
A algunas madres como Ahn Yeon-seon, en cambio, les llegó la terrible noticia pocas horas después del incidente. Su hija, Seol Ye-sol, de 19 años, estaba entre las víctimas. «Su novio me llamó alrededor de la medianoche, llorando, diciendo que Ye-sol estaba muerta, que había estado debajo de una pila de personas durante más de una hora y que había tratado de sacarla pero no pudo», ha contado Ahn en la televisión surcoreana. La mujer recordaba que lo último que hizo su hija al despedirse de ella aquella noche fue pedirle dinero para irse de fiesta con su novio.
Esta tragedia de Halloween es la peor en Corea del Sur desde el naufragio en 2014 del ferry Sewol cerca de la costa suroeste del país asiático, que dejó más de 300 muertos, la mayoría estudiantes de secundaria que iban en un viaje escolar.
Fuente: El Mundo
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