
Los conceptos emitidos en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor
Por: Becker Márquez Bautista
Amigo lector, las carreteras de la República Dominicana, lejos de ser vías de progreso, se han convertido en escenarios de tragedia y, por consiguiente, un pasaporte directo a la muerte. El deterioro de la infraestructura vial y la alarmante falta de señalización son factores determinantes en la creciente tasa de accidentes de tránsito que azota al país.
Las carreteras dominicanas, tanto en zonas urbanas como rurales, sufren un deterioro constante. Los hoyos, grietas y desniveles representan un peligro latente para conductores y peatones. Poca señalización, y las pocas que existen, son señalizaciones fantasma. La falta de señales de tránsito claras y visibles es una constante en muchas vías. La ausencia de indicaciones sobre curvas peligrosas, cruces y límites de velocidad aumenta el riesgo de accidentes, la falta de iluminación en muchas carreteras, especialmente en zonas rurales, dificulta la visibilidad nocturna y, por ende, esta situación aumenta el riesgo de colisiones y atropellos.
Las consecuencias devastadoras: las pérdidas de vidas. Los accidentes de tránsito son una de las principales causas de muerte en la República Dominicana, muchas de estas muertes son evitables si las carreteras estuvieran en mejores condiciones, las carreteras en malas condiciones producen lesiones graves, más accidentes, dejando miles de personas con lesiones graves y discapacidades permanentes, hay que resaltar que estas lesiones representan un costo económico y social enorme para el país.
Los accidentes causan daños materiales a vehículos y propiedades, generando pérdidas económicas para las familias, impactando psicológicamente. Los accidentes de tránsito dejan secuelas psicológicas en las víctimas y sus familias, como estrés postraumático y ansiedad.
Los accidentes de tránsito representan un alto costo económico para el Estado dominicano. En 2022, durante la conferencia titulada (Tránsito y seguridad vial en República Dominicana), según el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), reveló que los accidentes de tránsito le cuestan al país alrededor de US$3,000 millones al año, equivalentes al 2.5% del Producto Interno Bruto (PIB), debido a los gastos de emergencias, atención médica y pérdidas materiales.
Quiero hacer un llamado a la acción al gobierno central, a la sociedad dominicana, al empresariado y a los propios partidos políticos como entes sociales, vamos a aunar todos los esfuerzos posibles para enfrentar este cáncer que a diario deja cantidades de muertes en las carreteras. Realizar una mayor inversión en infraestructura, ampliación de carreteras, por ejemplo. Los tramos carreteros de Baní-Azua, Azua-San Juan y San Juan-Elías Piña, etc. Ya que estos tramos carreteros son callejones de una vía de ida y vuelta con un carril para cada sentido, convirtiendo estas vías en carreteras de alta peligrosidad, nosotros planteamos que sean ampliadas a cuatro carriles, y así evitaríamos los accidentes de tránsito en la región sur. Si queremos desarrollar el sur, como es el caso de Pedernales, debemos realizar una mayor inversión en obras viales, asegurando que estas sean diseñadas con visión de futuro y sostenibilidad.
El gobierno debe priorizar la inversión en la reparación, ampliación y mantenimiento de las carreteras en el país. Es necesario construir nuevas vías que cumplan con los estándares de seguridad vial. Se debe implementar un plan nacional para mejorar la señalización de las carreteras. Es fundamental garantizar que las señales sean visibles y claras para todos los usuarios. Es necesario instalar sistemas de iluminación adecuados en todas las carreteras, garantizando el mantenimiento de estos sistemas para que funcionen correctamente.
Los conductores deben ser conscientes de los peligros de las carreteras en mal estado. Es fundamental respetar las normas de tránsito y conducir con precaución, según informes oficiales en la República Dominicana, cada año aproximadamente 3,000 personas pierden la vida a causa de los accidentes de tránsito, lo que sitúa al país entre los primeros lugares en el mundo con las tasas más altas de mortalidad por cada 100 mil habitantes, según el último informe sobre la IX situación de la seguridad vial publicado por la Organización Mundial de la Salud.
La seguridad vial es un derecho fundamental de todos los ciudadanos. Es hora de que el gobierno y la sociedad dominicana tomen medidas urgentes para transformar las carreteras en vías seguras de progreso.