
El ciclismo siempre fue de los atentos, de los vivos, de los espabilados. Lo demostró una vez más Jonas Vingegaard en el sprint bonificado de Salamanca, a más de 55 km de la meta de Guijuelo, donde ganó el velocista Philipsen. El danés del Visma aprovechó la duermevela del pelotón para pasar segundo y coger 4 segundos de regalo. En un momento de astucia, el líder dejó la diferencia que debe defender en la Bola del Mundo sobre João Almeida (UAE) en 44 segundos.
Pillos y con chispa fueron en su día Perico Delgado y Fabio Aru, protagonistas de los dos grandes vuelcos de la general en la penúltima etapa de la Vuelta a España, siempre propicia para emboscadas en la sierra de Guadarrama. Ha habido más sorpassos tardíos en la ronda española pero no en etapas en línea sino en contrarrelojes: Kelly en 1988, Olano en 1998, Casero en el 2001, Aitor González en el 2002 o Heras en el 2003 en Abantos.
“Cada día João está mejor y más fuerte. Eso es lo que nos interesa a nosotros. Vamos a intentar ser agresivos”, avisa Matxin
Pero los de 1985 y 2015 son los dos ejemplos en los que debe fijarse Almeida y el equipo UAE para intentar un último asalto al maillot rojo antes de llegar a Madrid.
Dos puertos de tercera, uno de segunda, uno de primera y el final de categoría especial en la Bola del Mundo. Esos últimos tres kilómetros, una rampa de cemento con porcentajes que llegan al 23% y que prolongan Navacerrada hasta los 2.253 metros de altitud, no se suben desde el 2012.
“Cada día João está mejor y más fuerte. Eso es lo que nos interesa a nosotros. Vamos a intentar ser competitivos y sobre todo agresivos. No perdemos nada”, anuncia la batalla Joxean Fernández Matxin, el director del UAE.
Ninguno tan recordado como el ataque de Perico Delgado y Pepe Recio camino de las Destilerías Dyc, del que se han cumplido 40 años, para decantar la Vuelta de 1985. Y eso que Delgado estaba a más de 6 minutos en la general y ni siquiera parecía ser la primera opción del MG-Orbea, que tenía a Pello Ruiz Cabestany tercero.
Todo los ojos miraban a Pacho Rodríguez, del Zor, que solo se encontraba a 10 segundos del escocés Robert Millar. Pero aprovechando el marcaje, Delgado y Recio se aliaron y se marcharon por sorpresa. Nadie ayudó al líder y entre todos dejaron que la ventaja del segoviano creciese y creciese. El director del Peugeot se encontró la ventanilla cerrada de todos los coches. “Llegó a ofrecerme dinero si le ayudábamos en la persecución, pero le dije que el Teka no se vende”, confesó González Linares.
Fuente LA VANGUARDIA