
Por Olga Capellán
MADRID, España. – El consulado dominicano en la ciudad de Madrid, está en apuro y con una orden judicial de desalojo, y supuestamente arrastra un litigio desde hace años por asunto de ruidos.
Como reportera de varios medios de prensa, intentamos comunicarnos en reiteradas ocasiones con el cónsul general dominicano Lic. Miguel Vásquez Peña, pero al parecer el cónsul y ningún otro funcionario consular quiso dar detalles sobre la situación por la que atraviesa dicha sede consular.
El pasado viernes llamamos reiteradamente al consulado tratando de comunicarnos con el honorable cónsul, o con cualquier otro funcionario competente.
Primeramente, después de varias llamadas logramos dialogar con una secretaria, quien nos manifestó que de inmediato el cónsul tuviese disponible sería comunicada para tales fines, cosa que, al no consumarse, insistimos y en una ocasión se nos colgó el teléfono, pero nuestra insistencia no se hizo esperar.
Finalmente, dicha secretaria retornó nuestra llamada para comunicarnos que en esa sede consular no obtendríamos información oficial, ni del honorable cónsul ni de ningún otro funcionario, y nos remitió a la página web del consulado, porque ahí supuestamente está dicho lo que se tiene que decir, información esta que no fue localizada en dicha página.
Por otra parte, obtuvimos informaciones de un ex cónsul, del que nos reservamos su nombre, quien nos informó que el consulado dominicano en la ciudad de Madrid ha tenido que cambiar varias veces su sede consular por los mismos motivos.
De acuerdo a la versión del ex funcionario consular, el consulado dominicano en la ciudad de Madrid, hace un tiempo fue también expulsado de forma amistosa de la propia embajada dominicano con sede en la capital española, debido a la misma causa por el cual hoy piden desalojo con orden judicial del edificio que le aloja en la Calle Paseo de la Castellana No.128 al centro de Madrid. Según su versión, es difícil la situación para poder controlar la situación dado que los dominicanos son una comunidad especial que goza de cierta alegría y la manifiestan eufóricamente, lo que en muchos de los casos se provocan ruidos inevitables, esto es una realidad del cual se debe enfrentar con inteligencia para no afectar sensibilidades y continuar brindando los servicios requeridos del consulado mismo
Es a la vez un piropo y una vergüenza nacional, tener la mala reputación de ser gente ruidosa y a la misma vez alegre. Pero una vergüenza al fin y al cabo no saber comportarse en cada situación a pesar de ser un cuerpo «diplomático». Poca cultura, reincidencia y poco respeto a los pobres vecinos.
Qué mal escrito está el artículo. Pero muchas gracias por informarnos de todos modos.