“¡Unidad de acción contra Balaguer!”, era el grito unitario de millares de personas de toda la geografía nacional reunidas en el Estadio Cibao el domingo 7 de octubre de 1973, en apoyo al recién formado Bloque de la Dignidad Nacional y su propuesta de cambio para sustituir el gobierno del doctor Joaquín Balaguer, acremente censurado por sus adversarios y sectores independientes de la población, debido a su indiferencia ante las violaciones sistemáticas a los derechos ciudadanos por parte de los organismos represivos del Estado.
Esta fue la primera actividad de masas efectuada por esa coalición política desde que su progenitor, el expresidente de la República y líder principal del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Juan Emilio Bosch y Gaviño, comenzó a gestarla a finales de 1972, en conversaciones y reuniones sostenidas con representantes de organizaciones políticas y grupos de oposición de izquierda y derecha, que venían apoyando la táctica perredeísta de llevar al gobierno de Balaguer a la legalidad, al tiempo que condenaban los alegados métodos antidemocráticos que estaría utilizando para mantenerse de manera indefinida al frente de la cosa pública.
Con este mitin de Santiago el partido blanco y sus dirigentes intentaban superar el reflujo de masas causado desde febrero de 1973 por las opiniones opuestas emitidas por Bosch y el secretario general de esa entidad política, doctor José Francisco Antonio Peña Gómez, en relación al desembarco guerrillero de Playa Caracoles y la muerte del coronel Francisco Alberto Caamaño, quebrando su relación fraterna, poniendo en riesgo la unidad partidaria y provocando la renuncia del joven líder, el miércoles 2 de mayo, en un vano esfuerzo por evitar el fraccionamiento de la estructura dirigencial.
De la lectura objetiva de la crónica del diario vespertino El Nacional de la fecha, firmada por el periodista Bolívar Díaz Gómez, se desprende que la concentración de unas 35 mil personas aquel domingo en las afueras del estadio Cibao, significó no sólo el acta de bautismo del bloque opositor, sino el final de la prolongada resaca del PRD cuyos dirigentes estaban allí reunidos sobre una misma tarima con líderes y delegados de trece agrupaciones políticas de distintos credos ideológicos.
En la ocasión se destacaba la presencia del exvicepresidente constitucional de la República y presidente del Movimiento de Integración Democrática (MIDA), licenciado Francisco Augusto Lora, acompañado del exsíndico del Distrito Nacional y vicepresidente de ese partido, Guarionex Lluberes Montás; del secretario general del Partido Quisqueyano Demócrata (PQD), doctor Julio Genaro Campillo Pérez; del presidente del Partido Revolucionario Social Cristiano (PRSC), licenciado Rogelio Asdrúbal Delgado Bogaert y su secretario general, doctor Lucas Antonio Rojas Villavizar.
Igualmente estaban allí representantes del Grupo Independiente Amiama Tió (GIAT), de la Unión Cívica Nacional, del Movimiento de Conciliación Nacional, de la Alianza Social Demócrata, del Partido Socialista Popular, de Voz Proletaria, del Partido Socialista Popular, de Bandera Roja, de Nuevo Rumbo, de los Comités Revolucionarios Camilo Torres, del Núcleo Avanzado de Acción Revolucionaria y del Movimiento Nacionalista Revolucionario.
El discurso central en este mitin unitario fue pronunciado por el reconocido abogado santiaguero José Salvador Omar Jorge Blanco, quien dio a conocer los beneficios sociales y económicos del programa de gobierno de la Dignidad Nacional. Su sorprendente intervención creó la conjetura de que estaba siendo proyectado como figura presidencial del referido bloque, aunque allí habló sólo como representante del PRD y su comité municipal en Santiago, que encabezaba el doctor Luciano Ambíorix Díaz Estrella.
Los otros oradores fueron Lluberes Montás, Delgado Bogaert y el exdiputado vegano Rafael Rosario Galán (Yayo), en representación de los partidos de derecha (MIDA, PRSC y PQD); además de la señora Carmen Mazara, viuda de Maximiliano Gómez Horacio (El Moreno) y el señor Luis Evangelista Rodríguez Minier (Iván), por el Movimiento Popular Dominicano (MPD), la Línea Roja del 14 de Junio y el bloque de izquierda revolucionaria.
Fungieron como moderadores, Emmanuel Espinal Hernández (Manny), director del programa radial “Tribuna Democrática”, órgano oficial del PRD y el doctor Euclides Gutiérrez Félix, director de prensa de esa entidad.
Cabe destacar que aunque Bosch era el artífice indiscutible del Bloque de la Dignidad Nacional, como oferta programática y unitaria de su partido a casi toda la oposición, a excepción del Partido Comunista de la República Dominicana (PACOREDO), su relanzamiento en agosto de 1973 tuvo como pregonero entusiasta al secretario general del PQD, doctor Campillo Pérez, empecinado en que se definiera el método de lucha que se utilizaría para desplazar a Balaguer del poder y quien, al margen de toda ambición personal o partidista, creía en la conveniencia de seleccionar con tiempo un candidato presidencial independiente para las elecciones de 1974.
El principal ejecutivo del partido wessinista reforzó su convicción con una exhortación al PRD y sus aliados a que escogieran al doctor Peña Gómez como su candidato a senador por el Distrito Nacional, convencido de que con su popularidad y carisma podría contribuir a fortalecer cualquier fórmula presidencial.
También tuvo un papel estelar en la estructuración de la alianza el señor Luis Amiama Tió, sobreviviente de la gesta heroica del 30 de Mayo, ya que le imprimió confianza a este proyecto unitario cuando nombró una comisión del GIAT (Grupo Independiente Amiama Tió), para que estudiara y discutiera con técnicos perredeístas el programa de gobierno de la Dignidad Nacional, finalmente suscrito por sus representantes en una solemne ceremonia efectuada durante la tarde del 26 de septiembre de 1973 en la casa nacional del PRD, situada en la avenida Bolívar esquina Cervantes del sector de Gascue, donde habló su hermano, el excanciller de la República doctor Fernando Arturo Amiama Tió (Marullo).
En este acto Bosch cuestionó a quienes ponían en duda la efectividad de un acuerdo entre fuerzas sociales adscritas a diferentes ideologías, porque a su juicio no habían estudiado política de una manera científica y desconocían “los hechos históricos que a lo largo de los siglos nos demuestran que la unidad entre diferentes sectores sociales y políticos con diferentes posiciones políticas, se ha producido ya en otras partes del mundo”.
Citó como ejemplo la guerra de 1870 entre Alemania y Francia, donde “se juntaron todas las clases sociales francesas para hacerle frente al avance alemán y fue sólo después de la derrota de las fuerzas francesas cuando se produjo el levantamiento de los trabajadores, conocido en la historia como la primera revolución proletaria, el primer movimiento proletario, es decir, el movimiento de la Comuna. Después de la derrota francesa, apareció la división en las filas del pueblo francés”.
También mencionó la última gran Guerra Mundial, donde “las fuerzas de extrema izquierda de ese momento en el mundo estaban representadas por la Unión Soviética, único país socialista que se conocía entonces, y las fuerzas de la extrema derecha estaban representadas por el nazismo alemán que había atacado a Francia y a Holanda y a Bélgica, que estaba atacando a Noruega y a Inglaterra. Los rusos, es decir los líderes de la Unión Soviética, los que gobernaban en la Unión Soviética, país de trabajadores, estado proletario y socialista, vieron en peligro su patria, vieron en peligro su tierra, vieron en peligro su organización política, vieron en peligro el gobierno del proletariado de la Unión Soviética. ¿Y qué hicieron entonces? ¿Qué hizo Stalin entonces? Llegaron a un pacto con Hitler. ¿Para qué? Para ganar tiempo”.
Recordó que “Hitler, es decir, la extrema derecha mundial, aceptó el pacto porque tenía miedo de que mientras él atacaba a Inglaterra, la Unión Soviética lo atacara por la espalda en Polonia y en Checoeslovaquia y avanzara sobre Alemania. Es decir, también la Alemania nazi llegó al pacto con Stalin porque la Alemania nazi temía al estado soviético, temía al poder socialista y así llegaron a pactar en un momento dado de la historia, no ya las clases de un sólo país para defenderse, sino las clases con su ideología, las clases opuestas con su ideología opuesta y con estados organizados de manera diferente y sobre la base de una estructura social diferente, pactaron también en el año 1939 ó en el 1940”.
Aseguró que la constitución del Bloque de la Dignidad Nacional se debía a que: “Aquí, señores, este país está en peligro; y el pueblo entero lo sabe y lo saben todas las clases, saben que la República Dominicana está en las puertas de un gran peligro y por eso el pueblo con su instinto finísimo está apoyando la unidad desde el primer día; la unidad entre todas las clases y los representantes políticos de esas clases que estén dispuestos a salvar al país del peligro, del peligro en que se encuentra, del peligro que lo amenaza”.
Quiebra y extinción del Bloque
Pese al empeño de la dirigencia perredeísta y sus aliados en construir un bloque opositor que enfrentara y venciera a Balaguer, ese propósito se vio afectado en noviembre de 1973 por la división del PRD y la encolerizada disputa entre miembros de esa entidad política y del nuevo Partido de la Liberación Dominicana (PLD), fundado por Bosch, por el control de inmuebles y bienes que decían pertenecerles, incluyendo una moderna imprenta donada por el Partido Obrero Social Demócrata Sueco, los locales donde operaban los comités municipales y zonales y la casa nacional de la avenida Bolívar con Cervantes, en la capital, cuyo alquiler desde el año 1963 estaba a nombre de Peña, figurando como su fiador el empresario José Antonio Brea Peña, propietario de Radio Comercial, Radio Visión y Radio Cristal.
Ese ambiente de denuncias y querellas dio lugar a que el PRD, que seguía siendo el principal partido de oposición, abandonara el Bloque de la Dignidad Nacional, acompañado del PQD, el MPD y el partido del machete verde, para formar a finales del mes de diciembre una coalición electoral denominada “Acuerdo de Santiago”.
Con el PLD a la cabeza, Bosch hizo un nuevo esfuerzo por mantener en pie el bloque unitario, contando con el respaldo de sus fieles aliados del GIAT y de seis de los siete partidos de la izquierda revolucionaria que concentraban su accionar político en los sindicatos, los clubes y centros escolares, desarrollando una campaña de denuncia llamando a la población “a no dejarse engañar por los divisionistas del Acuerdo de Santiago que pretende llevarlos a la farsa electoral para lograr algunas sindicaturas y diputaciones con que satisfacer la ambición de cargos y dinero de varios dirigentes oportunistas del PRD, PRSC y PQD”.
Sin embargo, la alianza de los dignos se había empequeñecido por estar sólo constituida por partidos de cuadros y carecer del atractivo necesario para agenciarse el apoyo del exvicepresidente Lora, quien en un reciente encuentro con dirigentes del MIDA, efectuado en el municipio de La Vega, acababa de decir, en referencia al programa de la Dignidad Nacional, que no estaba “ni estamos de acuerdo con la generalidad del contenido del citado proyecto”, porque “siempre juzgamos ese programa como carente de todo tacto político, que es como decir carente de imaginación y de sensibilidad genuinamente autóctona”.
La declinación de la alianza boschista se manifestaría con claridad meridiana el domingo 17 de marzo en la populosa barriada de Guachupita, debajo del puente Francisco del Rosario Sánchez, donde llevó a cabo una nueva concentración nacional. Bosch llegó allí acompañado de su asistente Domingo Mariotti, a las 10:15 de la mañana, pero decepcionado por la pobre asistencia se retiró intempestivamente a las 11:40.
El doctor Diómedes Mercedes, dirigente del PLD, atribuyó el retiro a que los organizadores de la manifestación habían convenido que cada orador hablaría siete minutos, pero el ya mencionado dirigente catorcista Iván Rodríguez había violado el acuerdo, pues se pasó ocho o diez minutos del tiempo asignado, con un discurso vibrante para levantarle el ánimo al escaso público.
Luego del retiro de Bosch hablaron Jaime Manuel Fernández, del MCN; Fernando Amiama Tió, del GIAT; Pedro Guillermo Delmonte Urraca, de la UCN; Domingo Martínez Feliciano, de la ASD y Félix Servio Doucudray, del PSP.
Ese mitin se había realizado para estimular el resurgimiento del Bloque de la Dignidad Nacional, pero culminó con una marcha de centenares de participantes por la calle Padre Castellanos, rumbo a los barrios aledaños gritando la consigna: “Acuerdo de Santiago es la solución”.