
El Ejército israelí se ha hecho con el control de más de la mitad de la Franja desde que reanudó su ofensiva militar tras romper el alto el fuego con Hamás el mes pasado
El Ejército israelí no tiene intención de irse de las denominadas (según su propia terminología) «zonas de seguridad» que ha ocupado en la Franja de Gaza, Líbano y Siria, según declaró este miércoles el ministro de Defensa del Estado hebreo, Israel Katz. «A diferencia de lo ocurrido en el pasado, (el Ejército israelí) no está evacuando las zonas que han sido despejadas y tomadas», declaró Katz.
La decisión podría complicar aún más las conversaciones con Hamás sobre un alto el fuego en la Franja y la liberación de los rehenes restantes. Las fuerzas israelíes están presentes en más de la mitad de Gaza en una ofensiva renovada tras la ruptura el mes pasado del alto el fuego con el grupo islamista.
También se ha negado a retirarse de algunas zonas de Líbano tras el alto el fuego con Hezbolá el año pasado. En Siria, Israel se apoderó de una ‘zona tapón’ en el sur del país después de que, en una ofensiva relámpago, los rebeldes derrocaran al presidente Bashar Al Assad en diciembre.

Palestinos, libaneses y sirios consideran la presencia de tropas israelíes una ocupación militar que viola el derecho internacional. Hamás ha afirmado que no liberará a las decenas de rehenes restantes sin una retirada completa de Israel de Gaza y un alto el fuego duradero.
En un comunicado, la principal organización que representa a las familias de los cautivos afirmó que, a pesar de prometer que los rehenes serían lo primero, Israel estaba optando en la práctica por el territorio antes que por cualquier otra prioridad. «Hay una solución que es deseable y factible, y es la liberación de todos los rehenes de una vez como parte de un acuerdo, incluso a costa de poner fin a la guerra«, afirmó el grupo.
Israel afirma que debe mantener el control de lo que denomina «zonas de seguridad» para evitar que se repita el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023 en el sur de Israel, en el que murieron unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, y otras 251 fueron secuestradas.

Los bombardeos y las operaciones terrestres de Israel han matado a más de 50.000 personas en Gaza y han dejado inhabitables amplias zonas de la Franja, forzando el desplazamiento de cerca del 90% de la población, de unos 2 millones de personas. Muchos han sido desplazados varias veces, y cientos de miles se hacinan en míseros campos de tiendas de campaña con alimentos cada vez más escasos, después de que Israel cerrara el territorio a todas las importaciones por segunda vez hace más de un mes.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha prometido aniquilar a Hamás y devolver a los 59 rehenes que siguen en Gaza, 24 de los cuales se cree que están vivos. El jefe del Gobierno de Israel ha dicho que aplicará entonces la controvertida propuesta del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de expulsar y reasentar a gran parte de la población de Gaza en otros países, mediante lo que Netanyahu denomina «emigración voluntaria». Los palestinos y la mayoría de los países árabes han rechazado universalmente la propuesta de Trump, que según los expertos en derechos humanos supondría una violación del derecho internacional.
La Administración Trump, que se atribuyó el mérito de ayudar a mediar en el alto el fuego de enero, ha expresado desde entonces su pleno apoyo a la decisión de Israel de ponerle fin y cortar toda la ayuda humanitaria. El enviado de Trump a Oriente Próximo, Steve Witkoff, ha intentado negociar un nuevo acuerdo de alto el fuego más favorable a Israel, pero parece que sus esfuerzos han avanzado poco.
Fuente: Euronews