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Por Freddy González
A su nueva llegada a la Casa Blanca, símbolo del poder imperial de los EEUU, el presidente Donald Trump a la vez que anunciaba su decisión de hacer de su país una nación grande, próspera y en expansión, procuraría poner fin a la guerra de Ucrania como forma de evitar una tercera guerra mundial, cuyo resultado sería impredecible para el futuro de la humanidad.
Habló de la posibilidad de abandonar la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), hijo legítimo de los Estados Unidos en la administración de Harry Truman en 1949 al inició de la llegada Guerra Fría, como forma de apaciguar al nuevo eje militarista de Europa compuesto por Inglaterra, Francia y Alemania.
Nada más falso.
Solo busca chantajear a sus aliados europeos para volver a ponerlos a sus pies frente a ciertas actividades de independencia mostrada por este bloque ante la política de exclusión trazada por su administración respecto a la guerra de Ucrania.
Lo de la política de paz de la administración Trump es una cortina de humo que busca encubrir su naturaleza imperial expansionista como lo establecía su lema de campaña: Make America Great Again «Que Estados Unidos vuelva a ser grande», (MAGA),
Como una muestra de lo que afirmamos el pasado 10 de febrero a 21 días de su juramentación como Cuadragésimo Séptimo, Presidente de los EEUU, Donald Trump, desbloqueó una prohibición de la administración Biden de enviar al ejército sionista de Israel la llamada Bomba MK-84 de 900 kilogramos que puede atravesar concreto y metal gruesos, creando un amplio radio de explosión y de alto poder destructivo, la cual está siendo utilizada en la nueva escalada criminal contra la indefensa población palestina de la franja de Gaza; que ha dejado el saldo trágico de 591 palestinos asesinados y más de 1,000 heridos en las primeras 72 horas; y según El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) 180 eran niños (30.45% ) y otro considerable 50% de mujeres y ancianos; y la destrucción del único hospital especializado en cáncer.
Mientras el mundo concentra su mirada en la frágil tregua de Kiev ante la mirada incrédula del eje, Londres, París, Berlín, principal azuzador de la guerra de Ucrania y de apoyo al cómico de Zelenski, el sionismo israelí ha desatado un verdadero Infierno sobre la población gazati, lo que ha llevado al comisionado general de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) Philippe Lazzarini, a afirmar que reavivar “el infierno en la tierra con la reanudación de la guerra sólo acarreará más desesperación y sufrimiento»
Pero, la actual ofensiva no sólo es la continuación de su política de exterminio del pueblo palestino para la colonización posterior, sino que también es parte de una estrategia de Netanyahu para dar un nuevo impulso a su cuestionado gobierno sumando nuevamente en su entorno el partido ultraderechista Poder Judío del exministro Itamar Ben Gvir, opuesto radicalmente a la política de tregua y al alto al fuego en la zona en conflicto.
Y cómo dijo el ministro de defensa, Israel Katz: «Que su país llevaría a cabo una operación en Gaza más mortal y destructiva que la anterior, con mucho menos restricciones».
Agregando, el destino de Gaza es: «La destrucción total y la ruina”, desatando lo anunciado por su socio Donald Trump, días después de su ascenso al poder el pasado 20 de enero, “El Fuego del infierno».
Ni Trump ni Netanyahu, determinan su destino. Alto al exterminio del Pueblo Palestino