
Tiene el PLD posibilidades en el 2028?
Los conceptos emitidos en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor
Por Iscander Santana
Zürich, Suiza
En 2020, el Partido Revolucionario Moderno llegó al poder con una retórica que parecía imbatible sobre lucha contra la corrupción y la impunidad. Con el apoyo explícito de Leonel Fernández y su Fuerza del Pueblo, el PRM se vendió como el «cambio» que la sociedad dominicana reclamaba tras dieciséis años de gobiernos del PLD. Sin embargo, cinco años después, la realidad ha demostrado que ese discurso fue más bulto que resultado.
Los escándalos recientes, desde el déficit millonario en el Seguro Nacional de Salud que supera los 40,000 millones de pesos según denuncias del Colegio Médico Dominicano, hasta los comentarios sobre vínculos con el narcotráfico que han salpicado a funcionarios de alto nivel, han puesto al descubierto que el PRM no ha sido capaz de sostener la bandera ética que enarboló en campaña. Como decimos en buen dominicano, se les cayó el maquillaje.
La oportunidad del PLD, pero con condiciones
En este escenario, el PLD tiene una oportunidad de oro. Claro, no basta con sentarse a esperar que el PRM se desgaste solo mientras los militantes se quedan de brazos cruzados. El partido
debe demostrar que aprendió de los errores del pasado y que está dispuesto a renovarse de verdad, no solo con declaraciones sino con acciones concretas. La gente no quiere más de lo mismo, quiere propuestas claras, liderazgos frescos y un compromiso real con la institucionalidad que se pueda verificar.
La memoria del electorado dominicano no es corta. Los casos Odebrecht, el desfalco del Banco Peravia y otros escándalos que marcaron los últimos años del PLD no se han olvidado. Por eso, cualquier retorno debe venir acompañado de una autocrítica pública, transparencia en el manejo interno del partido y castigo ejemplar a quienes se enriquecieron ilegalmente bajo sus gobiernos. Sin eso, el discurso de renovación suena a más de lo mismo con
diferente empaque.
Alianzas inteligentes, no componendas
La clave está en las alianzas inteligentes, pero no en componendas que terminen reproduciendo los vicios del pasado. Si el PLD logra articular esfuerzos con sectores sociales, gremiales, movimientos ambientalistas que han ganado fuerza y, por qué no, con otras fuerzas políticas que compartan un proyecto de país serio, puede reposicionarse como alternativa de estabilidad y experiencia. Pero tiene que ser con transparencia, no con los pactos oscuros que tanto daño le han hecho a la política dominicana.
El pueblo dominicano sabe reconocer cuando un partido se pone las pilas de verdad, y este es el momento de hacerlo
sin medias tintas. Las alianzas deben construirse sobre bases programáticas, no solo electorales. ¿Qué modelo de desarrollo queremos? ¿Cómo vamos a enfrentar la crisis climática que golpea cada vez más duro al país? ¿Qué haremos con la corrupción estructural que atraviesa todas las instituciones? Esas son las preguntas que las alianzas deben responder.
La narrativa que conecta con la cotidianidad
No podemos olvidar que la política es también narrativa, y el PRM ganó con un cuento que ya no convence a nadie. El PLD debe construir el suyo, pero uno que hable de bienestar concreto, justicia social verificable y soberanía real frente a presiones externas. Que conecte con la
cotidianidad de la gente, desde el precio del arroz y el pollo que sube cada semana, hasta la calidad de los hospitales públicos donde la gente se muere esperando.
Porque al final, como decimos en el barrio, la corrupción no se come, pero sí quita la comida de la mesa. Y la gente está cansada de promesas mientras ve cómo los mismos de siempre se enriquecen sin consecuencias. El PLD tiene que demostrar que entiende esa frustración y que está dispuesto a hacer algo real al respecto, no solo criticar al gobierno desde la oposición.
El momento de demostrar
Si el PLD se renueva de verdad, se alía con inteligencia y se atreve a hablarle al pueblo con sinceridad y propuestas concretas que se puedan fiscalizar, las elecciones próximas pueden marcar el inicio de un nuevo capítulo para el partido y para el país. Pero si sigue con la política del «nosotros también robamos pero menos», o del «ahora nos toca a nosotros», entonces el futuro será más de lo mismo: alternancia sin cambio real, gobiernos que se turnan el poder mientras el pueblo sigue esperando.
El desgaste del PRM es una oportunidad, sí. Pero las oportunidades se aprovechan con trabajo, con propuestas y con coherencia, no solo esperando que el otro se caiga para nosotros levantarnos sin haber cambiado nada. El pueblo dominicano merece algo mejor que la
simple rotación de élites corruptas. Y el PLD tiene que decidir si quiere ser parte de ese algo mejor o si prefiere seguir siendo más de lo mismo con diferente color.







