
Los conceptos emitidos en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor
Por Miguel Solano
El Jet Set no era el plan de la muerte. Sentada en el salón de espera del Aeropuerto Internacional de las Américas les decía a los vivos:
— Yo no quiero hablar de eso, es muy placentero para mí y, ustedes, que han vivido siempre dándome absurdos placeres, suelen fingir estar adoloridos. Juro que esa perversa costumbre me fastidia .
El caso es que el día se iba y la lluvia parecía llegar. No me gustan los días que llueve con el sol afuera. Parece que me miro en el espejo y en mi palacio no los tengo. Envié a Jesús a salvar a los pescadores y los peces que se jodan.
Pero a mí dios yo le prometí un buen cargamento, uno limpio, un accidente que no dejará heridos y que todo el que lo viera pensará que le pertenece, que pudo haber sido su accidente, que fue ese suicidio con el que siempre ha soñado.
Mi dios me había pedido, demandado que le entregará 233 almas y que dejará los cadáveres bajo escombros. Yo puedo pretender que no lo escuché, pero no puedo ignorar su orden.
A las doce y 18 minutos me llamó: » El castigo caerá sobre tí», fue lo único que me dijo.
Yo había vivido la experiencia y juro, por tu Dios, que tengo toda una eternidad evitando que se repita.
Así que contacté a algunos contribuyentes para que acelerarán el proceso y el avión con 233 pasajeros alzará el vuelo. Todos se negaron. Echo una mierda y los veo bebiendo y bailando y algunos hablando de sus últimas ganancias fruto de los negocios con el gobierno.
En las bocinas del Aeropuerto escucho una voz que anuncia que el vuelo se retrasará 30 minutos. Maldición, pensé, yo no puedo esperar ese tiempo.
Entonces, empecé a encontrar como culpable a todos aquellos que bebiendo y bailando se negaron a ayudarme. «Ellos eligieron su destino», pensé. Fuí al Jet Set y le hice un corte perfecto al techo y complací a Morto . Tengo a Morto como Dios. Morto es el más implacable de todos los dioses, es el único que no perdona un error y castiga con la invalidez eterna la desobediencia .No fue lo que mi Dios me pidió, pero en medio de mi desesperación entregué las almas requeridas y evité mi castigo. ¿Usted sería capaz de comprenderme?