EDITORIAL
Vemos a un Penco que fue candidato a la presidencia de la república y hoy se encuentra guardando prisión, aunque con arreglo judicial salió beneficiado con prisión domiciliaria, pero lo cierto es que se encuentra dentro del paquete, acusado de lavado de activos y enriquecimiento ilícito con los fondos del Estado, caso este muy lamentable porque esto significaría que muchas personas entran a la política con la mera intención de apoderarse de los bienes del pueblo.
Este Penco de hoy, es muy diferente al candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) que al parecer solo pasó por el Estado para liberar al ciudadano de los bienes del pueblo.
El mismo es un Penco, que según se demostró durante el proceso de encarcelamiento que no estaba consciente del proceso judicial que le espera, estuvo todo el tiempo sonriente y saludando al pueblo y, sobre todo a sus compañeros de partido y adeptos, de una manera tal cual si pareciese un monarca cuando saluda a sus seguidores.
Su actitud da a entender que actúa como un niño inocente, o aún peor, como un enajenado mental que no sabe lo que hace y mucho menos lo que le espera.
De comprobarse las imputaciones a los acusados, con el agravante que todos ellos señalan como cabeza principal al ex presidente de la república y actual presidente del PLD, Lic. Danilo Medina, como el cabecilla del desfalco al Estado, lo que parecería éste actuaba consciente de la situación mental de Gonzalo Castillo, entonces estamos claro que Danilo Medina solo buscaba una marioneta para sentarla en la silla de alfileres para é,l desde el lugar en que se encontrase, manipular todos los Estamentos y así continuar con el saqueo a que sometió al país durante sus 8 años de mandato en el Palacio Nacional.
Esto no significa que estemos de acuerdo con cual o tal persona al mando de la República Dominicana, pero de ser cierto lo que se afirma por todos los predios, fue una obra de Dios habernos librados del Penco como primer mandatario de este pobre país.