
Cuando proteger empleos locales fortalece al competidor global
Los conceptos emitidos en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor
La reciente decisión del presidente Donald Trump de imponer una tarifa de $100,000 por cada petición de visa H-1B ha encendido alarmas en Silicon Valley. Pero mientras Estados Unidos debate sobre proteger empleos locales, del otro lado
del planeta, India podría estar celebrando silenciosamente lo que representa una victoria estratégica inesperada.
La paradoja del talento
Durante décadas, la fuga de cerebros ha sido el talón de Aquiles de India. Sus mejores ingenieros, científicos y programadores emigraban masivamente hacia Estados Unidos, dejando un vacío de talento en su país natal. Más del 70% de las visas H-1B han ido
tradicionalmente a ciudadanos indios, alimentando la maquinaria de innovación estadounidense desde Silicon Valley hasta la NASA.
Ahora, esa dinámica está cambiando. La nueva política no solo encarece drásticamente la contratación de talento indio, sino que envía un mensaje inequívoco: Estados Unidos ya no es tan hospitalario como antes. Y aquí es donde la ironía se vuelve estratégica.
La Visión 2047 de India recibe un aliado inesperado
El primer ministro Narendra Modi ha trazado una meta ambiciosa: convertir a India en una economía desarrollada para 2047, centenario de su independencia. Para lograrlo, ha implementado programas como Digital India, Startup India y Skill India, diseñados para transformar su enorme población joven en un motor de innovación tecnológica.
Pero ningún programa gubernamental puede competir con el efecto de retener en casa a decenas de miles de ingenieros altamente calificados que, de otra manera, habrían emigrado. Si las barreras estadounidenses se mantienen o aumentan, India no tendrá fuga de cerebros, tendrá circulación interna de talento. Ese mismo talento que antes diseñaba chips en California podría estar desarrollando semiconductores en Bangalore, construyendo cohetes para la Agencia Espacial
India (ISRO), o liderando startups que compitan globalmente.
Del espacio exterior a la supremacía tecnológica
Los planes espaciales de India ilustran perfectamente su ambición. Para 2035, el país planea tener su propia estación espacial, la Bharatiya Antariksh Station, uniéndose al exclusivo club de naciones con capacidad espacial autónoma. Ya ha demostrado su destreza con misiones exitosas a la Luna y
Marte, todo con presupuestos que son una fracción de lo que gastan otras potencias.
Ahora imagínese esos mismos ingenieros aeroespaciales indios, que antes habrían soñado con trabajar en la NASA o SpaceX, canalizando su talento hacia ISRO. La ecuación cambia radicalmente.
El efecto BRICS: una redistribución del poder tecnológico
La política estadounidense no solo beneficia a India. Todo el bloque BRICS podría fortalecerse con esta redistribución del talento global. China ya experimentó un fenómeno similar cuando miles de científicos y empresarios chinos regresaron de Estados Unidos, impulsando su revolución tecnológica. Brasil, Rusia y Sudáfrica también podrían atraer profesionales indios que busquen alternativas al mercado estadounidense.
Estamos presenciando potencialmente el inicio de una descentralización del poder tecnológico. Durante el siglo XX, la innovación estaba concentrada en Estados Unidos y Europa occidental. El siglo XXI podría contar una historia diferente.
El tiro en el pie
Las políticas proteccionistas tienen su lógica: defender empleos locales, invertir en educación doméstica, reducir
dependencia de talento extranjero. Son argumentos válidos en el debate político interno estadounidense.
Pero la geopolítica no espera. Mientras Estados Unidos debate, otros países están construyendo. Y en un mundo donde el talento humano es el recurso más valioso, regalar ingenieros altamente capacitados a tu competidor económico más dinámico no parece la mejor estrategia a largo plazo.
China aprendió que el talento fluye hacia donde encuentra oportunidades. India está creando esas oportunidades. Estados Unidos, involuntariamente, está empujando el talento en esa dirección.
La historia juzgará si esta política de visas H-1B fue una medida de protección económica inteligente o el momento en que Estados Unidos regaló su mayor ventaja
competitiva: ser el imán global del talento. Por ahora, India tiene todas las razones para sonreír.
La ironía final es que una política diseñada para hacer «América grande otra vez» podría terminar siendo recordada como el impulso que necesitaba India para alcanzar su propia grandeza.