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Por Juan Cuevas
Ex cónsul dominicano en Madrid
(Los conceptos emitidos en este artículo, son de la exclusiva responsabilidad del autor)
Recorrido treinta y un años desde que España impuso el visado a la República Dominicana, en junio de 1993; en el parque de Aravaca en pleno auge de domingo, lugar obligatorio de encuentro, no solo entre dominicanos. También el lugar de comunicación de los dominicanos con los familiares dejados en el país. Mucha agua ha corrido desde allá hasta ahora.
En pleno 2024, la República Dominicana está dentro de los seis países latinoamericanos que España aún sigue exigiéndoles el visado a sus ciudadanos para poder entrar a su reino. ¿Cuál ha sido el gran pecado cometido de estas naciones para que el Estado español no lo iguales con el resto de los países de América Latina y el Caribe?
No podemos decir lo mismo de la presencia española en la economía dominicana, más de 200 empresas de capital español, entre ellas Santander, Acciona, Naturgy, Mapfre, Inypsa, Boluda, Eulen, TSK, Mango y Zara. Y en la actualidad, en nuestro país están radicadas 24 cadenas hoteleras españolas, propietarias de 98 hoteles compuestos por 46 142 habitaciones correspondientes al 56% del total de la oferta turística dominicana. Entre estas empresas podemos destacar: Meliá, Ríu, Barceló, Iberostar, Be Live (Globalia), Bahía Príncipe, NH, Paladium, Catalunya, H10, Fiesta, Piñero, BlueBay, Majestic, Sirenis, Occidental y Martinon, por mencionar sólo algunas.
Digno es señalar el beneficio de estas inversiones para la República Dominica, aun así no somos de la confianza para que España flexibilice la entrada de dominicanos a su territorio. Condición que no se da con otras naciones hermanas de Latinoamérica; todo lo contrario, en esta última década lo que se percibe en las ciudades españolas es una alta presencia de inmigrantes de esa región.
Que no está mal, porque este fenómeno también ayuda a la natalidad y a la economía española y europea, como lo hicimos los dominicanos en tiempos de Aravaca. Pero qué pasa con los dominicanos, ¿ya no valen, es discriminación, racismo, desidia, intolerancia o insolidaridad? con una república que acoge con manos abiertas a los españoles y sus empresas. España debería replantearse esa situación con la República Dominicana; y el gobierno dominicano debería pedir más reciprocidad y solidaridad.
Muy de acuerdo con lo que dice este artículo . Excelente!