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Por: Alejandro Abreu
El presidente Luis Abinader con su liderazgo nacional, su madurez como estadista y el nuevo modelo de gobierno ético ciudadano que encabeza, es el factor determinante del éxito político del Partido Revolucionario Moderno.
Acompañado efectivamente por el expresidente Hipólito Mejía y la mística de la ex vicepresidenta Milagros Ortiz Bosch, que encabezan las generaciones que le precedieron, por políticos talentosos y eficientes, como su presidente, secretaria general y secretario de organización, José Ignacio Paliza, Carolina Mejía y Deligne Ascención respectivamente.
Contando con varios miles de dirigentes y líderes provinciales y municipales que se propusieron dejar atrás las derrotas y frustraciones políticas electorales del pasado.
Con el PRM, llegó una nueva generación al poder con capacidad gerencial y técnica, dispuestos a aprender de los errores, sin complejos ni resentimientos, integrados a la omnipresente comunicación digital moderna, mejor formada e informada, creativa, internacionalista y con una firme vocación de poder.
En esta generación se destacan docenas de líderes políticos de primer nivel y otros con condiciones potenciales para alcanzarlo.
Ellos encabezaron una alianza sin precedentes, que reunió a veintidós (22) partidos políticos y cientos de movimientos, que convergieron en un objetivo común: validar una exitosa gestión de gobierno con una resonante victoria el 19 de mayo, recién pasado.
En este contexto de pluralidad e intereses, la función organización política adquirió una dimensión crítica, para lograr sincronizar las distintas piezas de esta maquinaria electoral.
Es justo reconocer la labor política constante del Secretario Nacional de Organización del Partido Revolucionario Moderno, Deligne Ascensión, acompañado por miles de activistas locales y cientos de colaboradores en el desarrollo y crecimiento de esta fuerza política y el logro de sus cuatro victorias electorales consecutivas, del 2020 al presente; la capacidad de planificación y gestión fue clave para asegurar la eficacia de la maquinaria electoral, la administración del tiempo y los recursos, anticipar los contratiempos, diseñar estrategias de contingencia y dar respuestas efectivas.
La comunicación fluida y la coordinación entre las distintas estructuras y niveles del partido y los aliados, son aspectos en que el Secretario de Organización destaca por su constancia, paciencia, empatía, fidelidad y prudencia al tratar a los demás. Su capacidad natural para mantener un diálogo constructivo con los líderes del partido y de las organizaciones aliadas, los dirigentes regionales, provinciales y municipales, los coordinadores sectoriales, zonales y militantes de base, fue una garantía para un funcionamiento sincronizado de las estructuras partidarias y el ejército de delegados electorales.
El trabajo político organizativo y operativo requiere la combinación de visión estratégica e iniciativas tácticas inmediatas, ya que le corresponde motorizar el rumbo diario del partido; identificando tendencias a largo y mediano plazo, analizando datos y anticipando los desafíos. Pensar, planificar, conducir y actuar de forma conjunta como ha aprendido hacerlo la dirección del Partido Revolucionario Moderno, es uno de los factores no reconocido de su éxito táctico, organizativo y operativo.
Coordinar y facilitar la movilización y la participación de setenta mil activistas y millones de votantes fue una labor crucial el día de las elecciones, resultado de miles de horas de trabajo y esfuerzo de los equipos responsables en el terreno. La operatividad y la eficiencia en la conducción de la campaña electoral fueron muy importantes para garantizar el afianzamiento del cambio en el rumbo de la nación y del liderazgo de Luis Abinader, portaestandarte de la continuidad del éxito político del PRM.
Coordinador General de
MAYORIA CONSTRUCTIVA
Santo Domingo D.N.