
Por Marcos Sánchez
La Romana, R.D.- Las historias detrás de un nombre suelen ser siempre fantásticas y muchas veces absurdas o impresionantes. Lo cierto es que el origen de un nombre u apodo adoptado, no escapa a esa realidad.
Piense en los nombres dados a descendientes que nacieran en fechas del famoso Almanaque Bristol, por creencias religiosas llamar a una muchacha ‘Mercedes’ por haber nacido un 24 septiembre, por moda musical o de un actor famoso del momento.
Incluso, por sugerencia familiar en honor a algún miembro distinguido de la estirpe o caprichos de continuar la tradición patriarca, nombraban al varón igual que su padre ya que éste último fue nombrado en honor a su padre, quien a su vez le nombraron por el padre de éste. O sea, un hijo le pusieron el nombre de su padre porque su abuelo le llamaban igual.
En el caso de nuestro artículo, le compartiremos el origen del término Turpén en el argot dominicano que data de finales de la década de 1930 a raíz del apellido de un famoso químico francés.
¿Quién fue François Eugène Turpin?
François Eugène Turpin fue un químico francés, famoso por sus aportes en la investigación de materiales explosivos.
Nació el 30 de septiembre de 1848 en
París, Francia y vivió en el 14 de la calle Hoche en Colombes y su laboratorio estaba en el 18 de la rue Menelotte, en uno de los edificios de la perfumería Guerlain.
Falleció el 24 de enero de 1927 a los 78 años en Pontoise, Francia. Una calle de Colombes y un muelle en Pontoise hoy llevan el nombre de Eugène Turpin. Su tumba aún es visible en el cementerio de Pontoise.
Logros
•En 1881, Turpin propuso las panclastitas, una clase de explosivos Sprengel basados en una mezcla de un combustible adecuado con tetróxido de dinitrógeno como oxidante.
•En 1885, basado en la investigación de Hermann Sprengel, Turpin patentó el uso de ácido pícrico prensado y moldeado en cargas explosivas y proyectiles de artillería.
•En 1887, el gobierno francés lo adoptó con el nombre de Melinita
•Desde 1888, Gran Bretaña comenzó a fabricar una mezcla muy similar en Lydd, Kent, bajo el nombre de Lyddite. Japón siguió con una fórmula mejorada conocida como Schimose.
Sonado caso judicial
En 1897, Turpin demandó a Jules Verne por basar a Thomas Roch de la novela Facing the Flag en él y el explosivo Melinita. Verne, defendido por Raymond Poincaré, fue declarado inocente; sin embargo, su carta a su hermano Paul confirma que el personaje se basó en Turpin.
Ese famoso caso judicial fue bastante mediatizado ya que el defensor de Verne, sería el futuro presidente de Francia de 1913 a 1918 y ganó este juicio al obtener la libertad en primera instancia (marzo de 1897) y en segunda instancia (diciembre de 1897).
Acusado injustamente de haber vendido su invento al enemigo, Eugène Turpin fue condenado y encarcelado en Étampes, siendo indultado el 10 de abril de 1893 tras una campaña de opinión en la que participó el Petit Journal.
Impacto de Eugéne Turpin en la cultura popular dominicana
El uso del apellido del químico francés, Eugène Turpin era pronunciado turpén al español.
Turpin ganó gran fama mundial gracias a sus investigaciones en materiales explosivos más arriba expuestas, por lo que su nombre era bastante conocido en ambas partes del Atlántico, incluyendo nuestro país en el Caribe
Durante la celebración de una velada nocturna en el Santo Domingo de 1939, dentro de los invitados jóvenes elegantes en su mayoría citados a la fiesta esa noche, estaba Marcos Polanco, hijo quien en ánimos bien álgidos, hacía gala de su fortaleza física expresando «Yo soy otro musie Turpén». El dato está contenido en el libro «Escritos de Luis E. Alemar 1918-1945«.
El libro recoge un encuentro entre el presidente de la república de ese entonces, Jacinto Bienvenido Peynado Peynado (16 de agosto de 1938 hasta el 24 de febrero de 1940) con el galante Marcos Polanco, hijo en el Parque Colón de la Ciudad Colonial en Santo Domingo y supuestamente lo abordó preguntándole: «Compadre Marcos, con que usted es otro Turpén» a lo que Polanco le respondió: «Sí compadre, un Turpén«.
La frase caló dentro del habla coloquial de esa época en alusión a que «Un Turpén» era alguien exitoso, fuerte o hábil u otra cualidad positiva.
Desde entonces y hasta nuestros días, quedó dentro del uso en el argot de la cultura popular dominicana.