
En febrero, la empresa Meta eliminó las cuentas en nombre del Líder de Irán, debido al apoyo a HAMAS después de su ataque contra Israel el 7 de octubre.
Responsables de Meta, empresa matriz de Facebook e Instagram, afirmaron que se eliminaron las cuentas en estas dos redes administradas en nombre del ayatolá Seyed Ali Jamenei “por violar repetidamente nuestra política sobre Organizaciones e Individuos Peligrosos”.
Según esta política, las plataformas controladas por Meta no permiten que individuos u “organizaciones violentas” tengan presencia en las mismas. Esto incluye a aquellos grupos designados como “terroristas” por el gobierno de los Estados Unidos.

Desde el 7 de octubre, varios «expertos tecnológicos» pro-palestinos señalan que Meta ha mostrado “seis patrones clave de censura indebida” de contenido en apoyo a Palestina y los palestinos. Estos incluyen la eliminación de publicaciones, historias y comentarios; la desactivación de cuentas; la restricción de la capacidad de los usuarios para interactuar con las publicaciones de otros; y el “shadow banning”, donde la visibilidad y el alcance del material de una persona se reducen significativamente.
En este sentido, «varios usuarios» pro-palestinos de los productos de Meta han documentado un «sesgo tecnológico a favor del contenido pro-Israel y en contra de las publicaciones pro-Palestinas». Por ejemplo, el software de traducción de Instagram reemplazó “palestino” seguido de la frase árabe “Alabado sea Allah” por “terroristas palestinos” en inglés. Además, la inteligencia artificial de WhatsApp, al solicitar la generación de imágenes de niños y niñas palestinos, creó dibujos animados de niños con armas, mientras que las imágenes de niños israelíes no incluían armas de fuego.
Según los iraníes, la eliminación por parte de Meta de las cuentas de Facebook e Instagram del Líder Supremo iraní responde a «una voluntad de invisibilizar las voces que se oponen al colonialismo sionista». Esto convierte a la compañía tecnológica en «cómplice del borrado de una presencia pública pro-palestina» en Internet.
A un nivel más político, esto lo consideran los iraníes como el llamado «colonialismo digital», que puede definirse como «el uso de la tecnología para la dominación política, económica y social de otra nación o territorio».
El colonialismo en su modalidad clásica dependía de la propiedad y control del territorio y la infraestructura, así como de la extracción de mano de obra, conocimiento y mercancías, todo ello respaldado por el ejercicio del poder estatal.
Este proceso evolucionó durante siglos, incorporando nuevas tecnologías a medida que se desarrollaban.
Hoy en día, algunos afirman que el «colonialismo digital» continúa perpetuando una división desigual del trabajo donde, según algunos críticos, los países del llamado «norte global» utilizan sus infraestructuras digitales para mantener al «sur global» en una situación de dependencia permanente.
Internet, como un espacio gobernado globalmente, se ha convertido en un refugio para los palestinos para organizar políticamente, narrar sus historias y resistir.
La omnipresencia de la tecnología digital y el control, junto con la monetización de los datos personales, han llevado a que los datos se conviertan en la «nueva frontera del colonialismo», según esos mismos críticos.
Ambos procesos, la digitalización y la militarización, están profundamente entrelazados en la historia.
Una parte clave del servicio de espionaje de Israel, precisamente la unidad 8200, fue fundada en 1952. Desde entonces, se le ha encargado la recopilación de inteligencia y la descodificación de códigos. El espionaje y la vigilancia masiva son la fuerza impulsora detrás de gran parte del rápido desarrollo de nuevas tecnologías en Israel.
Israel exporta este paradigma de seguridad, por ejemplo, vendiendo su software espía “Pegasus” a diferentes países, donde las supuestas amenazas justifican respuestas autoritarias por parte de los estados para garantizar su ‘seguridad’ y ‘supervivencia’, junto con sus armas y tecnologías.
La Unidad 8200 tiene la capacidad de interceptar cualquier conversación telefónica en los territorios palestinos-israelíes. Además, se han instalado cámaras de reconocimiento facial, una por cada 100 personas, en Jerusalén Este. Las cámaras Hawk Eye, diseñadas para leer matrículas, permiten a las fuerzas policiales israelíes obtener información y la ubicación de vehículos en tiempo real. Además, los puestos de control israelíes cuentan con tecnología de reconocimiento facial instalada, inicialmente proporcionada por la empresa HP. Por otro lado, la aplicación ‘Blue Wolf’, conocida como el ‘Facebook secreto del ejército israelí para los terroristas palestinos’, captura imágenes de palestinos en toda la Cisjordania y las compara con la base de datos gestionada por el ejército y la inteligencia israelíes. A los soldados israelíes se les recompensa por capturar una gran cantidad de fotografías de palestinos.
Para el gobierno israelí, esta vigilancia es tanto una herramienta de control como un negocio lucrativo.
Por último, no se puede pasar por alto las relaciones económicas entre Meta e Israel. Solo en 2021, las empresas israelíes, así como el propio estado, invirtieron alrededor de $319 millones en anuncios en redes sociales, con el 95% de ese dinero destinado a las plataformas de Meta. Esta magnitud de publicidad supera lo que gastan combinados los palestinos, jordanos y egipcios en anuncios en redes sociales, convirtiendo al mercado publicitario israelí en uno de los más grandes de la región y, por ende, en un cliente crucial para Meta.
Por último, se puede afirmar que la eliminación de las cuentas administradas en nombre del Líder Supremo forma parte de la voluntad de disciplina contra aquellos grupos o individuos considerados “peligrosos” en Internet.
Fuente HispanTV