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Por Miguel SOLANO
En las elecciones de noviembre de 2020 Joe Biden obtuvo 306 colegios electorales que le aseguraron una mayoría de un 51%, porcentaje que fueron logrados gracias a los 79 millones 819 mil 502 votos directos que fueron depositados en su favor. Donald Trump, siendo presidente y aspirando a seguir como comandante en jefe, obtuvo 232 colegios electorales para alcanzar un 47%. Le faltaron 38 colegios electorales para alcanzar los 270 que se necesitan para poder ser proclamado ganador de los comicios. Esos 232 colegios electorales se lo proporcionaron los 73 millones 789 mil 238 votos útiles que obtuvo.
Ahora, frente a Kamala, Trump se encuentra paralizado en los mismos 232 colegios electorales, es decir, en unos 73 millones de votos, que son buenísimos, pero que no sirven para nada pues lo único que garantizan es la derrota.
Kamala, con el 48% que le dan las encuestas ya tiene garantizados los 270 colegios electorales que la ley le exige para proclamarla como ganadora del venidero certamen electoral.
Kamala supera al Biden que en el 2020 derrotó a Donald Trump. Lo supera en recaudaciones, en entusiasmo y en unidad partidaria. Y lo supera en un aspecto muy importante: ¡los voceros! Son geniales y poseen una extraordinaria capacidad para movilizar y conmover el alma y el espíritu de los votantes.
Trump, por el contrario, todo cuanto ha cultivado dentro de su organización son enemigos, legítimos enemigos. Son sus irreconciliables: el ex procurador, William Barr ; el vice, Mike Pence, el muy activo senador Mitt Romney.. Los grandes activos del partido Republicano son sus enemigos. Incluso, muchos de ellos pronunciaron conmovedores discursos durante la Convención Nacional Demócrata.
Esa división interna tiene paralizado a Trump, mientras que la unidad demócrata tiene consolidada y creciendo a Kamala Harris. Insisto en que Kamala necesita petróleo a 60 dólares el barril, necesita paz en Venezuela, Ucrania y Gaza. Kamala, no dejes que esos pequeños obstáculos hagan temblar tu victoria.