
La reunión de la Coalición de Voluntarios, celebrada en París bajo el liderazgo del presidente francés Emmanuel Macron y el primer ministro Keir Starmer, ha dejado un hito para la seguridad de Europa: 26 países se han comprometido a desplegar tropas o contribuir con apoyo militar en Ucrania una vez que se alcance un acuerdo de paz. La cifra supera las expectativas iniciales y confirma que el Viejo Continente está dispuesto a dar un paso autónomo en materia de seguridad.
El presidente francés destacó que este compromiso supone un respaldo colectivo a Kiev en un escenario de posguerra. Macron subrayó que la eventual misión “no tiene la intención de librar ninguna guerra contra Rusia”, sino de garantizar la estabilidad del continente y disuadir futuras agresiones. Se trataría de un despliegue en zonas definidas lejos del frente, posiblemente en la retaguardia y con refuerzos de las líneas orientales de la OTAN y que deberían estar “presentes en tierra, mar o aire” para salvaguardar un eventual acuerdo de paz.
El cambio de posición de Alemania, Italia y Polonia resultó especialmente llamativo. Países que habían mostrado reticencias ahora figuran entre los contribuyentes de estas garantías. Como señaló Macron, cada uno lo hará “a su modo”, ya sea en territorio ucraniano o en el marco de la seguridad aérea, marítima o logística. Los gobiernos de los países mencionados aclararon que sus tropas no pisarán territorio ucraniano.
España, en cambio, ha evitado pronunciarse sobre el envío de tropas hasta que no exista un plan de paz concreto. La Moncloa reiteró que el Gobierno seguirá proorcionando apoyo “el tiempo que sea necesario”, aunque sin confirmar si se encuentra entre los 26 que respaldan la fórmula militar.
En este marco defensivo, la implicación de Estados Unidos sigue siendo el factor decisivo. Según Macron, tras conversaciones con el presidente Donald Trump, Washington “ha dejado claro su interés” en ser parte de las garantías de seguridad. No obstante, evitó detallar qué tipo de apoyo ofrecerá, limitándose a señalar que el “trabajo de planificación” con los estadounidenses comenzará en breve.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, insistió en que este compromiso debe transformarse en garantías vinculantes. Advirtió de que sin ellas, Moscú podría reorganizarse y reanudar la ofensiva. “La clave de la paz es privar a la máquina de guerra rusa de recursos y dinero”, subrayó, en referencia a la necesidad de mantener e incluso ampliar las sanciones contra el Kremlin.
Macron reforzó ese mensaje, señalando que Europa y EE UU impondrán medidas adicionales si Rusia persiste en rechazar el proceso de paz. A su juicio, “no puede haber recompensa para la agresión, porque es un preludio a nuevas guerras”.
La cumbre parisina también evidenció la voluntad europea de mostrar unidad frente a Moscú. El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, calificó el resultado como un paso crucial para “clarificar” el compromiso europeo, a la espera de que Washington confirme su grado de implicación.
El compromiso pactado en París no es definitivo, pero constituye la base de un plan militar en el que ministros de Defensa y jefes de Estado Mayor han definido lo que están dispuestos a aportar. Ahora, la siguiente fase dependerá de la coordinación con Estados Unidos, cuya implicación marcará el alcance real de estas garantías.
El resultado de esta reunión proyecta un mensaje político claro: la Coalición de Voluntarios no solo está dispuesta a respaldar la soberanía ucraniana, sino también a preparar un marco de estabilidad duradero en Europa del Este. La incógnita que persiste es hasta dónde llegará el compromiso de Washington en este delicado equilibrio.
Fuente MUNDIARIO







