
Sudán, Serbia, Colombia y Emiratos Árabes Unidos son los protagonistas de esta historia
La crisis financiera de 2008 surtió un profundo efecto en los países europeos menos preparados para soportar el desgaste económico que trajo. En España lo sabemos bien. Si uno se para a pensarlo con detenimiento, es posible que aquella crisis marcara una nueva era que sólo en los últimos años hemos empezado a vislumbrar. Al final, el volumen de comercio disminuyó de manera considerable, dando la oportunidad a nuevos agentes para hacerse un hueco en el mundo del dinero internacional. Países ubicados en una pseudo sombra comercial, naciones de segundo orden que no acostumbraban a ubicarse a la altura de las viejas economías del Norte global, se posicionaron entonces como nuevas potencias comerciales con mucho que decir.
Un ejemplo sería Emiratos Árabes Unidos. Su floreciente economía basada en el petróleo encontró tras la crisis de 2008 una catapulta para diversificar sus inversiones, iniciándose de esta manera un camino que ahora permite a los emiratíes poseer territorios en África que suman el tamaño de Reino Unido. Ya se dediquen a los créditos de carbono (Liberia), a la energía solar (Nigeria) o al cultivo (Sudán). Fue un buen negocio. Occidente estaba acostumbrado a manejar las finanzas del mundo, pero nació una nueva oportunidad para las naciones más aplicadas a la hora de tomar el relevo en aquellas áreas donde las exhaustas economías europea y norteamericana no consiguieron aguantar. Países como Serbia incluso necesitaron de la ayuda de los árabes para salvar el escollo que se prolongó hasta 2013, momento en que el país europeo comenzó a solicitar préstamos a EAU.
Serbia y EAU en el negocio armamentístico
Concretamente, hasta 970 millones de dólares habrían sido concedidos a Serbia en préstamos emiratíes, una cifra que este año ascendió otros mil millones de dólares. Pero no todo fueron préstamos; tanto el gobierno serbio como los emiratíes comprendieron que su relación económica podía traspasar la frontera de las deudas, dando comienzo a provechosas actividades económicas. El pistoletazo de salida tuvo lugar en 2013, momento en que la aerolínea emiratí Etihad invirtió la friolera de 40 millones de dólares en la compañía serbia JAT Airways. Esto permitió, primero, que los árabes obtuvieran un 49% de la compañía, dejando un rasposo 51% en manos del gobierno serbio; y, segundo, llevó a la reconfiguración de JAT Airways para pasar a llamarse Serbian Airways.
Primer dato curioso en este artículo plagado de curiosidades: los emiratíes controlan casi la mitad de la mayor compañía aérea de Serbia.
Los negocios entre ambas naciones se multiplicaron con excelentes resultados para las dos partes. Cuatrocientos millones de dólares procedentes del Fondo de Desarrollo de Emiratos Árabes Unidos fueron destinados a impulsar la agricultura serbia. Y también resulta de sobra conocido el mercado armamentístico serbio, protagonista de las novelas de Frederick Forsyth y siempre útil para proveer de armamento a esos grupos armados que los gobiernos de todo el globo no pueden armar públicamente. Así llegó que, en 2014, en la Exposición Internacional de Defensa de Abu Dabi, se firmó un acuerdo por 200 millones de dólares entre la armamentística serbia Yugoimport SDPR (de propiedad estatal) y el holding emiratí EARTH.
Debe entenderse que Serbia se encontraba en aquella época asfixiada por su deuda pública y las elevadas tasas de desempleo que amenazaban con derribar su sector industrial. Mientras que Emiratos Árabes Unidos era el cuarto mayor importador de armas del mundo en 2012, según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo. Se inició así una hermosa amistad entre naciones que vivió un momento de romanticismo cumbre en 2022, cuando el presidente de EAU, Khalifa bin Zayed, condecoró al embajador de Serbia en el país con la Medalla de la Independencia de la Primera Orden de Stanimir Vukićević. Este tipo de dinámicas ha llevado a que el flujo de armas prosiguiese durante la última década y a que Emiratos sean considerados como “los mejores amigos de Serbia en el mundo árabe”.
Pero, cabe una pregunta. ¿Cómo puede ser que el cuarto mayor importador de armas en 2012 fuera un país con apenas un millón de habitantes? ¿Podrá realmente ser que EAU se trate del país con una mayor densidad de armamento militar per cápita, tal y como dicen algunos?
Armas para los amigos
El pastel comenzó a descubrirse en Siria, alrededor de 2016. Reportes que informaban de que armas procedentes de Emiratos Árabes Unidos (entre tantas otras naciones) estaban entrando en el país. Reportes que se sumaban a los que llegaban de Yemen, donde también aparecieron generosas cantidades de armas y municiones de EAU. Si recordamos que tanto la guerra de Siria como la de Yemen siguen en marcha, no sería disparatado considerar la posibilidad de que el flujo de armas emiratíes continúa. ¿Significa eso que el colosal volumen de armas comprado por Abu Dabi estaba dirigido, en parte, a proveer de armamento a grupos armados en Oriente Medio? Respuesta: sí. No por nada es considerado como el país árabe más útil para los intereses de Estados Unidos en la región.
Fuente: La Razón