
Testigo del tiempo
Por J.C. Malone
En algún lugar dentro de la cabeza del presidente Luis Abinader, y solo ahí, existe la «comunidad internacional». Esa misma «comunidad internacional», de acuerdo con el canciller Roberto Álvarez es la responsable de «evitar un enfrentamiento bélico» entre la República Dominicana y su vecino Haiti.
El presidente y su canciller, ojalá no me equivoque, saben perfectamente que esa «comunidad internacional» es absolutamente inexistente.
La «comunidad internacional» solo funciona para justificar abusos imperiales. Como la ocupación de la República Dominicana en 1965 para «detener el avance comunista» ahí la «comunidad internacional» decidió crear una «Fuerza Interamericana de Paz». Pero nunca hubo «avance comunista».
La «comunidad internacional» creó una «coalición de voluntarios», invadió Iraq en el 2003 buscando unas «armas de destrucción masiva» inexistentes. No encontraron as armas, pero como «estaban ahí» se apoderaron del petróleo iraquí.
Si existiese esa «comunidad internacional», habría detenido la masacre de Gaza, que es mucho más importante y urgente que el diferendo fronterizo dominico-haitiano.
Ese problema es exclusivo de ambos países, a nadie más le importa eso. Insultar y abusar haitianos, también echarle en cara «lo mucho que los hemos ayudado» solo aumenta las hostilidades.
Sacar haitianas parturientas de los hospitales con sus bebés para tirarlas en un inhóspito calabozo es una iniquidad. La adicción empresarial a la super barata mano de obra haitiana, es el imán que atrae a los inmigrantes.
Históricamente Haití es el mejor instrumento de distracción para los politicos dominicanos.`
En el 2006, Leonel Fernández tenía la popularidad soterrada, fue a Haití, lo apedrearon ,y retornó más popular que cuando ganó las elecciones.
Ahora Abinader, huyéndo del caso Jet Set, satisface el morbo populista anti-haitiano, sin resolver el diferendo migratorio.
Abinader vende el cemento que usan los haitianos en las construcciones, hará ruido para distraer al público, pero nunca controlará esa migración, no gobernará contra sus intereses.
Cuando Abinader le entrega el problema a la inexisente «comunidad internacional», está diciendo en su lenguaje politico, que se solucionará después de la Tercera Venida de Cristo. ¡Amén!