
Por Freddy González
Nuestra Izquierda ha escrito grandes episodios de luchas y de sacrificios, ha aportado una inmensa cuota de sangre en la consecución de los espacios democráticos que hoy disfrutamos los dominicanos.
Sus raíces más conocidas datan de la década de los 40 del siglo pasado, con el Movimiento Obrero del Este encabezado por Mauricio Báez, así como por la presencia del antiguo Partido Socialista Popular (PSP) y la Juventud Democrática en pleno auge de la dictadura Trujillista.
No estuvo ajena tanto en la expedición del 1949 de Luperón, como en la del 1959 de Constanza, Maimón y Estero Hondo.
Abarrotó las cárceles de la 40 en Cristo Rey, principal centro de operación del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) y la cárcel del 9 en la antigua carretera Mella, donde operaba el A-2 de la antigua AVIACIÓN DOMINICANA, bajo la égida personal de hijo del Tirano, Rafael L. Trujillo Martínez (Ramfis).
Es la Izquierda que el 4 de junio de 1960 representada en el Movimiento Popular Dominicano (MPD), que vino al país, aún vivo el tirano, a enfrentar la “DICTADURA», bajo su consigna de «LUCHA INTERNA O TRUJILLO SIEMPRE».
La Izquierda de Minerva, Patria, María Teresa y Rufino
La que luchó en pueblos y ciudades contra los remanentes de la tiranía, exigiendo la salida de los parientes del sátrapa y sus herederos políticos encabezado por el entonces presidente Joaquín Antonio Balaguer Ricardo.
La que, con Manolo Tavárez Justo, Polo Rodríguez, Luis Ibarra Ríos, Pipe Faxas entre otros, se inmoló en las «escarpadas montañas de Quisqueya», luego del derrocamiento del gobierno constitucional del profesor Juan Bosch.
La que luchó contra el gobierno de facto de Donad Reid Cabral; la que participó en la guerra de abril y enfrentó con arrojo y gallardía la segunda intervención estadounidenses a nuestro país en el pasado siglo XX.
La Izquierda de Juan Miguel Román, Euclides Morillo, Maximiliano Gómez, Otto Morales, Amin Abel, Henry Segarra, Tito Monte, Roberto Figueroa (Chapo), Guido Gil, Hilda Gatreaux, Orlando Mazara, Luis Parris, Stalin García, Homero Hernández, Amaury Germán y sus Palmeros, del coronel Caamaño y sus compañeros de Caracoles, Juan Bautista Mejía, Roberto Duverge, de Julio de Peña Valdez, Francisco Antonio Santos, Lorenzo Vargas, de Mirian Pinedo, Magalys Pineda, Ramón Almánzar, Jorge Puello, Ramón Pinedo, (Mochín), Brígido Peguero y de cientos de revolucionarios caídos en la luchas libertarias del pueblo dominicano en los últimos 50 años.

Pero esa Izquierda que ha dado tanto para conquistar los espacios democráticos del Pueblo Dominicano, no ha podido articular un proyecto permanente de ascenso a los diversos estamentos de poder.
Ha venido sirviendo para que otros sectores capitalicen sus luchas y sacrificios.
No ha sabido definir correctamente la etapa en que se encuentra el proceso revolucionario del país, ha vivido confundiendo la realidad con sus deseos. No ha podido definir con claridad si estamos en la etapa de luchar por ampliar las conquistas democráticas y escalar peldaños de poder o si estamos frente a una inminente revolución socialista, lo cuál es determinante, para establecer los métodos de luchas y la forma de organización.
Nuestra Izquierda debe superar la dispersión, desterrando el protagonismo, el vanguardismo, el sectarismo y demás manifestaciones que han impidiendo la unidad imprescindible para avanzar.
Debe superar el inmediatismo coyuntural y plantearse metas a más largos plazos, avanzando peldaños a peldaños.
Es necesario ver el Poder como el conjunto de estamentos que lo componen (municipal, congresual y presidencial) y avanzar conquistando y consolidando fuerzas para futuras jornadas.
Hoy la Izquierda Dominicana, es un sentimiento diseminado en amplios sectores de nuestra sociedad y corporizado en las pocas organizaciones que han logrado subsistir al acoso criminal al que han sido sometidas y las constantes divisiones producidas en el seno las mismas.
Estoy convencido que la Izquierda no organizada, aunque dispersa y sin vínculos sólidos entre sí, es mucho mayor que la estructurada orgánicamente.
La actual situación es propicia para avanzar de manera racional sin pretender ir más allá de lo posible, convencerse de que solo con la unidad de los sectores progresistas podremos lograr importantes estamentos del poder.
Es tarea de todos deponer las actitudes vanguardistas, despojarse del sectarismo que nos ha corroído y de la falsa creencia de la posesión de la verdad
80 años de muchos sacrificios y pocos resultados deben llamarnos a la reflexión, dejemos de ser la vela que alumbra y se extingue, para convertirnos en un potente faro de Luz permanente que ilumine a las presentes y futuras generaciones hacia una sociedad memos injusta y más incluyentes.
Construyamos un proyecto que sobrepase la actual coyuntura y se proyecte hacia futuro.
Es hora de unidad, es hora de avanzar a las conquistas de metas racionales y posibles; hora de sumar nuestro país a la marea revolucionaria que inunda a toda nuestra América.
Es hora de invocar la memoria histórica de Ernesto Guevara de la Serna (El Che), cuando decía: “Si no luchamos juntos, nos matarán por separados”.