Por Miguel Solano
La primera Unión Europea que existió la formó Atenas, la Atenas de Pericles, unos 470 años antes de Jesucristo. La unión se creó por la necesidad de enfrentar al poderoso imperio persa.
Dicen los historiadores que «Durante las Guerras Médicas, el Imperio Persa fue dirigido por dos grandes reyes aqueménidas: Darío I (quien inició la Primera Guerra Médica) y su hijo Jerjes I (quien lideró la invasión masiva de la Segunda Guerra Médica), seguido por Artajerjes I, bajo cuyo reinado continuaron las hostilidades y se firmó la paz.
Darío I (El Grande): Inició el conflicto alrededor del 490 a.C. para castigar a Atenas y Eretria, ordenando la primera invasión de Grecia.
Jerjes I: Hijo de Darío, lideró la segunda y más grande invasión persa de Grecia (480-479 a.C.) con el objetivo de conquistar todo el territorio»
La Liga de Delos, liderada por Atenas tras las Guerras Médicas, estaba compuesta por numerosas ciudades-estado griegas de las islas del Egeo, las costas de Asia Menor y Tracia, incluyendo a Lesbos, Quíos, Samos, Naxos, Rodas, Eólida, Jonia, Caria, Tracia, y muchas otras, formando una alianza militar marítima para defenderse de Persia, aunque con el tiempo se convirtió en un imperio ateniense.
La guerra con el imperio persa terminó, pero Atenas siguió recolectando dinero y, robándoselo, como si nada hubiese cambiado. Las llamadas ciudades estados empezaron a sentir el dolor del robo y a buscar aliados.
Esparta los organizó y se inició la guerra del Peloponeso que acabó, por y para siempre, con Atenas. Hoy, 2 mil 500 años después, sigue siendo el ejemplo de la pobreza viva.
Hasta el 2010 la Unión Europea era una organización envidiable. El imperio yanqui la vió como una amenaza y decidió «bajarle los jumos».
Usando a Ucrania la lanzaron contra Rusia, un país invencible. Ya sin dinero, sin recursos, sin fuentes energéticas, la semana pasada intentaron robarse los 300 mil millones de dólares que Washington le frizo a los rusos, pero fue la misma Casa Blanca quien les dijo «NO».
Recurrieron, entonces, a buscar 90 billones de dólares prestados. Para obtener un préstamo de esa naturaleza se necesita el voto unánime. Eslovaquia, la república Checa y Hungría se negaron. Entonces les ofrecieron a esas tres Repúblicas sacarlas del préstamo si firmaban. Y, obviamente acordaron. Recibirán dinero sin asumir deudas.
Esos 90 billones de dólares serán el último robo que cometerá la Unión Europea. Lo que le pasó a la Liga de Delos, lo que le pasó a Atenas, le pasará a la Unión Europea: ¡Sólo que no descansará en paz!
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