Buenos Aires, Argentina, AFP.-. La noche del domingo al lunes gran parte de América fue testigo de un eclipse de Luna, un fenómeno inhabitual en el que el satélite de la Tierra deja atrás su brillo y color diario para tomar tonalidades cobrizas.
La Luna de sangre, como se conoce popularmente este fenómeno, se pudo disfrutar en Sudamérica, Centroamérica y parte de América del Norte, así como en algunas zonas de Europa y África.
Para Mariano Rivas, jefe de Divulgación Científica del Planetario de Buenos Aires (Argentina), el eclipse es «uno de los fenómenos más simples y más impactantes de la naturaleza», ya que la Luna cuando entra en la sombra que provoca la Tierra hace que el satélite «tome un color rojo pálido anaranjado durante una hora y media».
Durante el eclipse, la Luna toma este color, ya que los rayos solares le siguen llegando por la «refracccción atmosférica», explicó a la AFP Florent Deleflie, del Observatorio de París-PSL.
«Durante un eclipse, solo la Tierra puede iluminar a la Luna a través de este reenvío de rayos rojos», añade el astrónomo.
Este fenómeno se produce, generalmente, dos veces al año, cuando la Tierra se sitúa en una posición en la que bloquea parcialmente la llegada de los rayos del Sol a la Luna cuando está en fase llena.
El próximo eclipse total de Luna se producirá en noviembre, en pleno océano Pacífico.