
Documentos electorales en el Consulado General de España en Santo Domingo (República Dominicana). O. BarríaEFE
Madrid.- Con el 40% del 23-J no quitaría un escaño a Sánchez con el voto extranjero en Madrid, sino que debe igualar el resultado de Ayuso el 28-M
233.688. Ésa es la cifra que decidirá el resultado definitivo de las elecciones. Son los residentes en el extranjero que han votado para el 23-J, como revela la documentación gubernamental. Esas papeletas, que se comenzarán a escrutar hoy, suponen el 10,04% de los 2,3 millones de españoles emigrados registrados en el Censo de Residentes Ausentes en el Extranjero (CERA) y con derecho a voto. Los datos suponen una subida del 60% respecto a los 145.853 votos efectivamente emitidos en las elecciones de noviembre de 2019.
Fuentes gubernamentales celebran que haya crecido tanto la participación tras eliminar el voto rogado: «Pasamos del 6,85% al 10%», subrayan. Ese porcentaje había sido aún menor en citas anteriores: 4,59% en 2011, 4,73% en 2015, 6,3% en 2016 y 5,63% en abril de 2019. En las tres elecciones previas a la implantación del voto rogado, que exigía a los electores solicitar activamente el sufragio, más allá de estar inscritos en el censo, la participación extranjera había ido creciendo paulatinamente hasta el 31,88% del año 2008, en la última victoria de José Luis Rodríguez Zapatero.
Pero la clave del recuento del voto exterior son las provincias en las que hay una posibilidad de cambio de diputado. Como Cantabria, donde el PP se lo puede arrebatar a Vox, o Madrid, donde el PP podría quitárselo al PSOE. El caso madrileño es importante, porque se cambiaría la correlación de fuerzas entre los bloques y Pedro Sánchez pasaría de necesitar la abstención de Junts para su investidura a tener que lograr el sí del partido de Carles Puigdemont.
En la circunscripción madrileña han votado 46.394 emigrados. Y en ella el PP se quedó a sólo 1.749 votos de arrebatarle el último escaño al PSOE. Pero para lograrlo debería obtener un resultado mucho mejor en el voto CERA que el que consiguió en las urnas nacionales. En vez del 40,5% que logró Alberto Núñez Feijóo en Madrid el 23-J, debería acercarse al 45% que obtuvo Ayuso entre los expatriados hace mes y medio. De alcanzar ese umbral y mantenerse el PSOE por debajo del 28%, el PP podría lograr el escaño 16 que daría entrada en el Congreso a Carlos García Adanero, ex de UPN.
Este escaño no sólo sería clave para la investidura. Si cae del lado popular, el PSOE necesitaría también el apoyo de los correligionarios de Carles Puigdemont para pelear la Presidencia del Congreso. Y si Pedro Sánchez siguiera gobernando, tendría prácticamente siempre 171 o 172 votos en contra (PP, Vox, UPN e incluso CC), y habría de convencer en cada votación del Congreso a Sumar, ERC, Bildu, PNV, BNG y Junts de que votasen afirmativamente. Y todos a una.

En la reunión a puerta cerrada con sus barones, Alberto Núñez Feijóo trasladó que conseguir uno de los escaños en liza sería fundamental para la aritmética parlamentaria y que confiaba en lograr el de Madrid, pero a escasas horas del recuento en el PP ven difícil lograrlo. Creen que lo normal es que el voto CERA no decante el resultado madrileño. ¿Por qué? Porque los 1.749 votos de diferencia crecen a medida que lo haga el resultado del PSOE, y los populares podrían acabar necesitando al menos 7.650 votos de diferencia para que bailase ese diputado. Pese al aumento de electores, es la baja participación registrada entre los más de 2,3 millones de españoles en el extranjero lo que enfría las expectativas de cambios.
Fuente EL MUNDO