
Los conceptos emitidos en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor
Por: Becker Márquez Bautista
Estimado lector, la politiquería, esa práctica viciada que distorsiona la esencia de la política sigue siendo un lastre en nuestras sociedades modernas. Aunque hemos avanzado en muchos aspectos este mal persiste, adaptándose a los nuevos tiempos y utilizando las herramientas tecnológicas para perpetuar sus artimañas.
Las redes sociales y las plataformas digitales han amplificado el alcance de la politiquería. Ahora, las noticias falsas y la propaganda se propagan a gran velocidad, creando burbujas informativas y polarizando aún más a la sociedad. Los políticos utilizan estas herramientas para atacar a sus oponentes, manipular la opinión pública y difundir mensajes engañosos.
La figura del político incumplidor, lamentablemente no es una rareza en el panorama actual, estos individuos movidos por la ambición de poder o la mera inercia. Utilizan la politiquería para hacer promesas vacías durante sus campañas, compromisos que, una vez alcanzado el cargo se desvanecen en el olvido. La falta de palabra no solo erosiona la confianza ciudadana, sino que también socava los cimientos de la democracia, dejando a su paso un rastro de desencanto y escepticismo.
Para enfrentar la politiquería, los partidos políticos en la República Dominicana se enfrentan a desafíos cruciales en la era moderna. La necesidad de fortalecer la democracia interna, promover la transparencia y rendición de cuentas, y fomentar la participación ciudadana son imperativos. Además, la adaptación a las nuevas tecnologías y la lucha contra la desinformación son vitales para mantener la confianza pública y garantizar la relevancia de los partidos en el futuro político del país.
En la era digital, la politiquería ha encontrado nuevos y sofisticados canales para propagarse. Las redes sociales y la desinformación se han convertido en herramientas poderosas para manipular la opinión pública y polarizar a la sociedad. La inmediatez y el anonimato que ofrecen estas plataformas permiten la difusión de noticias falsas y propaganda, erosionando la confianza en las instituciones y socavando los principios democráticos. La politiquería moderna exige una ciudadanía crítica y vigilante, capaz de discernir entre la información veraz y la manipulación, para así proteger la integridad del debate público y fortalecer la democracia.
La politiquería erosiona la confianza y divide a la sociedad, combatirla exige transparencia, participación ciudadana y medios independientes; La politiquería es un mal que debemos combatir con determinación, solo así podremos construir sociedades más justas, democráticas y prósperas.