
Hay momentos en los que el alma es probada no por la dureza del camino, sino por la ligereza con que otros juegan con lo sagrado, la identidad, la vocación.
Pero como está escrito: “El Señor conoce el camino de los justos” (Salmo 1:6).
Qué pena y qué vergüenza que dentro de un partido democrático, moderno y revolucionario, nacido para transformar la sociedad dominicana en una más inclusiva y con menos desigualdades. Coexistan personas de espíritu perverso, más inclinadas a hacer daño que a construir. Personas que no saben reconocer las virtudes ajenas ni alegrarse del bien que otro representa.
Aun así, no todo lo que se dice merece ser respondido. No toda sombra merece ser combatida. Hay batallas que se ganan con silencio y firmeza, sabiendo que el tiempo (que es de Dios) y la verdad (que es Cristo) tienen un lenguaje que no miente.
Para quienes han sembrado confusión, oramos paz. Para quienes han sido confundidos, ofrecemos claridad con nuestras acciones. Y para los que caminan con nosotros, seguimos adelante con la cabeza alta, los pies en la tierra y el corazón en Dios.
No fuimos llamados a responder a todo, sino a vivir en todo con integridad.
Porque la misión es más grande que cualquier distracción.
“Y conoceremos la Verdad y la Verdad nos hara libres”. (Juan 8:32)
Dr. Juan Durán