
La producción infinita de Rodrygo, lo que viene del nuevo Valverde, el problema que no solucionó Ancelotti.
Por JAIME RINCÓN
El Real Madrid exhibió galones de Champions en su visita a Londres y, en un ejercicio de practicidad, salió victorioso de la siempre complicada plaza de Stamford Bridge. Lo hizo con pequeñas dosis de sufrimiento pero con un control de la situación que llevó incluso a ganar el partido. De la noche de Londres algunos futbolistas salieron muy reforzados y algunos aspectos tácticos fortalecieron la superioridad del vigente campeón de Europa. Analizamos algunos de ellos.
La cantidad de variantes que ofrece Rodrygo
Ha costado pero parece que Rodrygo ya es un fijo en el once de gala de Ancelotti. Ya era hora. La cantidad de soluciones que aporta el brasileño a nivel táctico es una bendición para este Madrid. Partiendo desde banda derecha, su tendencia a ir hacia el medio le permite ocupar posiciones de mediapunta en la asociación con Benzema pero también caer en la zona del ‘9’, lo que desemboca en una libertad total para que Karim se desplace por todo el frente de ataque, siendo habitualmente una solución de apoyo en corto del poseedor del balón.
Su velocidad también le presenta como un oportuno extremo, con la suficiente calidad y recursos en el regate como para desbordar más que un jugador de banda puro. Y eso desorienta al lateral, en este caso Cucurella, que duda entre perseguir cuando cae al medio o achicar cuando se mide en el duelo en banda. Ah, y además de ser muy bueno, es que el brasileño tiene gol. Que pregunten en Londres.
Fede se prepara para la transición
Acostumbrado a jugar más como falso interior, Fede Valverde ya participa más en las labores de creación en ese doble pivote con Kroos que Ancelotti ya ha hecho recurrente y que volvimos a ver en Stamford Bridge. Eso elude a Modric de gran parte de las obligaciones defensivas y permite al pajarito asumir más tareas de creación, preparándose para lo que demandará el futuro cuando el alemán y el croata ya no estén.
Su zancada y potencia en la conducción, además, permitió superar líneas en la presión ‘blue’ y propiciar esas rápidas transiciones que tanto gustan a los de Ancelotti. Su rol ha cambiado y su despliegue físico va ahora acompañado de una responsabilidad, antes casi inexistente, en la fase de iniciación. Luego, cuando todo el mundo flaquea, el uruguayo mantiene el físico, y eso se nota.
Camavinga, de solución a problema
El Chelsea tenía muy claro por dónde podía desangrase el Madrid. Que Vinicius se quedase descolgado y las carencias lógicas de Camavinga en cuanto a posicionamiento en el lateral izquierdo permitían a Lampard buscar un resquicio por esa zona para generar peligro. Por allí fue un dolor de cabeza James y su potencia, las apariciones por sorpresa de Fofana y las caídas a banda de Kante, que claramente sabía hacia donde tirar los desmarques de ruptura.
Desde allí llegaron las ocasiones más claras de los londinenses con un centro que desaprovechó Kante en los primeros compases del partido y otro en el que Cucurella se encontró con el gigante Courtois al filo del descanso. El peligro de los de Lampard siempre llegó por esa zona. Ese agujero se hizo cada vez más grande y Ancelotti no le puso freno. Solo la entrega de las armas del Chelsea tras el primer gol de Rodrygo cortó la sangría por ese carril. Si no se le pone solución ante el City, las consecuencias pueden ser dolorosas.
Fuente MARCA







