POR RAFAEL SANTOS
SALCEDO. – Para la memoria colectiva de los salcedenses, aquel 28 de septiembre de 1990, hoy, 32 años después, es inolvidable; pues próximo al medio día, una patrulla compuesta por efectivos de la policía y el Ejército, dieron muerte al joven dirigente popular, Jesús Rafael Diplán Martínez, mejor conocido como Chú, oriundo de Licey, Santiago.
Sus últimas horas, son marcadamente recordadas por quienes fueron dos de sus más fieles amigos en esta demarcación, Manuel de Jesús Polanco (Niño) y Nelson Rodríguez, quienes junto al mismo Chú y Darío Camilo (este último también fallecido), eran activamente buscados con fines de eliminarlos.
Con las desapariciones físicas de estos 4 entonces dirigentes populares, las autoridades gubernamentales buscaban desaparecer las cruentas protestas, que bajo la consigna contra el fraude montado por Joaquín Balaguer en perjuicio del profesor Juan Bosch y el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), de «Que se vaya ya», resonaba en todo el país.
Fue por esto, que Chú llega a Salcedo el día 26 de septiembre, en medio de una huelga que convocada por el Colectivo de Organizaciones Populares y liderada por Ramón Almanzar, para de esta manera resguardarse y para tales fines, recuerda Nelson, deciden irse al otro día, 27, a la comunidad mocana de Jábaba.
Sin embargo, en la tarde, ambos deciden trasladarse a Salcedo en dos motores, y por la comunidad de El Rancho, llegar al paraje salcedense de Las Violetas, a casa de Niño Polanco, quien junto a su esposa Ramonita, les preparan una cena que se la comen a la débil luz de una lámpara jumiadora, en medio de un grueso apagón y el lejano tableo de tiros y gomas encendidas, que era el tétrico panorama que vivía la ciudad.
Sin embargo, recuerda Manuel de Jesús, de pronto se escucharon leves pasos en el patio y un perro de la raza chihuahua ladra de manera insistente ante la presencia de intrusos; eran agentes policiales quienes sin orden judiciales ni nada irrumpieron a la humilde vivienda.
Rememoran ambos, que de inmediato, Niño Polanco sale por una de las puertas que da al patio, mientras Chú de manera hábil logra también esquivar la patrulla y se esconde en un monte contiguo, acción que Nelson no pudo realizar, pues, al tratar de correr por la puerta que da al frente, este es apresado, y ahí mismo golpeado salvajemente.
«Desde que me apresaron me llevaron dándome muchos golpes, y al llegar al destacamento, fui recibido por una lluvia de palos en donde cada uno de los agentes presentes me golpeaban, esa fue la última vez que vi a Chú «, recordó Nelson.
Al otro día, próximo a las 9, tanto Niño Polanco como Chu, volvieron con cierta precaución a la casa del primero, en donde la persona sindicada como la delatora y a quien apodan «El Bichan» llegó para advertirle a manera de “consejo” que en cualquier momento llegaría la patrulla, pues, no había terminado de hablar cuando el tristemente y celebre recordado, Ángel María Reví, mejor conocido como «El Capitán Barriga» llegó junto a varias unidades policiales.
Era 28 de septiembre, próximo a las 10 de la mañana, cuando Barriga y todo su séquito rodearon a Niño, Chú nuevamente trata de escapar, y un policía a quien apodaban «La Batida» junto a otros, atienden la orden de Reví y de inmediato les caen atrás a Chú, y al cruzar este un riachuelo para llegar al play de Monte Adentro, se escucharon varias detonaciones que les sesgaron la vida al joven dirigente popular, recuerda con tristeza Niño Polanco, quien permanecía tirado boca abajo en la empedrada calle de La Violeta.
Acto seguido, rememora Polanco, vio cuando tres agentes traían el cuerpo ensangrentado de Chú y con parte de su dentadura destrozada como producto de los culatazos que según Niño, todavía muerto, les propinaban, mientras era montado en una camioneta Datsun, 1200, color azul, propiedad del Banco Agrícola, sucursal Salcedo.
A Niño Polanco lo llevaron al destacamento de Salcedo, en donde mediante señas le da la terrible noticia a Nelson, y de ahí, ambos fueron trasladado a la Cárcel de La Victoria, en donde por espacio de casi un mes, permanecieron presos y torturados.